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Juventud y oportunidad Edgar Guardiola
¿Es posible lograr que nuestra juventud se involucre en los procesos políticos y en la toma de decisiones? Considero que sí, pero no será tarea fácil: el problema es como vender la idea de ser actores del cambio y no simples espectadores dentro del contexto de la vida política nacional, en el entendido de que las decisiones del gobierno afectarán el camino a recorrer dentro de la sociedad costarricense.
En éste sentido, comparto el comentario del Dr. Fernando Sánchez, sobre Juventud y Política, publicado en La Nación el 24 de Marzo del 2005, "... la efectividad de esta invitación depende, esencialmente, de contar con interlocutores válidos, y nadie está más legitimado para 'atreverse' a pedirle a un joven que participe en política que otro joven...".
Nuestros jóvenes, bisoños en el acontecer social, desconfían de la clase política, y con mucha razón, luego de observar a finales del año 2004, los históricos actos de corrupción, que supuestamente involucran a dos expresidentes.
El nivel educativo imperante nos hace más preparados y cultos, que en otros países, pero desafortunadamente, desde el punto de vista político la juventud no ha asumido el rol y la toma de decisiones que requiere el país. La pasividad, el desgano y el "porta mi", está permeando nuestro tejido social. Prueba de ello es que no hemos vuelto a ver el surgimiento de una nueva oleada de lideres juveniles como otrora hubo en Costa Rica.
La falta de incentivos, el desempleo, la ausencia de proyectos y programas concretos por parte de los gobernantes de turno, han provocado efectos negativos en la forma de pensar y actuar de nuestros jóvenes.
Necesitamos de un paradigma adecuado, activo, que nos interese a los jóvenes, motivando la inserción permanente de ellos en la toma de decisiones políticas; para esto se requiere: a) mejorar la calidad de vida de la Juventud. b) impulsar acciones que busquen la igualdad de oportunidades de superación. c) inculcar en los adolescentes el amor a la patria, el trabajo y el espíritu de servicio. d) facilitar el acceso a la educación formal y evitar la deserción, e) crear al igual que las mujeres, un mecanismo de porcentaje en la participación de los procesos de renovación interna que casa cuatro años llevan a cobos los distintos partidos políticos. f) ser tomados en cuenta en los cargos públicos de dirección del país.
Sin duda, la mejor inversión que un país puede realizar, es aquella que se traduce en beneficios formativos, intelectuales y profesionales para nuestros jóvenes.
Quien pretenda ser Presidente de la República, debe lograr el apoyo del voto joven, según Fernando Sánchez. "... En las elecciones del 2002 ( primera ronda), el abstencionismo alcanzó la cifra récord de 31.2% ( 710.000 personas). De estas, casi el 60% (416.000) tenían entre 18 y 39 años ( los llamados 'adultos jóvenes'). De hecho, el abstencionismo en los votantes entre 20 y 29 años fue del 35 por ciento..."
He corroborado los datos del Dr. Sánchez en el Tribunal Supremo de Elecciones, y efectivamente, en las próximas elecciones nacionales del 2006, tendremos cerca de 300 mil nuevos votantes, población electoral de alto valor, tomando en cuenta la apatía existente.
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