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Dolor materno Teresa Jiménez Chaves, madre de Eduardo Serrano Jiménez, no se explica cómo una persona puede matar a alquien por ¢1.000. Allen CAMPOS/Al Día
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Carpintero fallece apuñalado
Homicida lo mató por ¢1.000 Erick CARVAJAL MORA ecarvajal@aldia.co.cr
Eduardo Serrano Jiménez, carpintero de 30 años, murió antenoche, a las 12:55, tras recibir una puñalada en el corazón en San Isidro del Tejar de El Guarco, Cartago.
Al sospechoso lo identificaron con el apellido Barahona, de 52 años, y fue capturado ayer por la Fuerza Pública, a las 8:35 a.m., mientras dormía en su casa, a unos 600 metros de donde cometió el homicidio. El lugar se conoce como la entrada a Higuito.
Teresa Jiménez, madre de Serrano, explicó que, según le comentaron varios testigos, Barahona habría asesinado a su hijo porque no quiso darle ¢1.000. Exigía dineroEduardo Serrano venía de La Esperanza, comunidad ubicada en el kilómetro 62 de la Carretera Interamericana Sur. Frente a la plaza de San Isidro, minutos antes Barahona había amenazado a un hermano de Serrano, quien no quiso identificarse.
Luego, cuando vio llegar a Eduardo le pidió ¢1.000, pero como no quiso dárselos, puñal en mano, lo persiguió por toda la plaza hasta que frente al bar Ticos lo apuñaló en el corazón.
La víctima, quien estaba montándose a un taxi, fue trasladado en ese mismo vehículo hasta el Hospital Max Peralta.
"La herida eran tan profunda que le perforó el corazón y el pulmón, de camino perdió mucha sangre y en el hospital le dieron tres infartos", comentó la madre.
Eduardo Serano estaba casado y deja dos hijos pequeños. Ayer su familia pedía justicia a las autoridades. "Mi hijo era un hombre trabajador, estaba arreglando la casa donde vivía y amaba a esposa e hijos", comentó la madre. Hombre problemáticoÓscar Guzmán, teniente de la Fuerza Pública de Tejar de El Guarco, explicó que Barahona es un hombre problemático en la comunidad. A él se le atribuyen otros delitos como robos agravados, y fue condenado por una violación.
Deambulaba en las calles de San Isidro y muchas personas le temían.
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