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¿Cómo dice?
Constructores Ana Coralia Fernández
Así como me lo contaron, así lo cuento.
"Una comisión técnica especializada de Recursos Humanos realizaba un estudio en una empresa de construcción. Tenía que entrevistar a todos sus colaboradores para elaborar un manual de desempeño.
"Entrevistaron al primer candidato, que alistaba una mezcla de cemento: '¿Y usted qué hace?', preguntaron. El hombre miró con apatía y contestó: '¡Pego ladrillos todo el santo día! Ladrillos en la mañana, ladrillos al mediodía, ladrillos en la noche'.
"Cuando entrevistaron al segundo, con entusiasmo dijo: '¡Yo planifico todo mi trabajo! Me reúno con mi jefe a primera hora. Él me dice lo que hay que hacer, yo elaboro una lista de pendientes, los resuelvo durante la jornada y, al final de la tarde, los revisamos'.
"Pero el tercero la sacó del estadio...
'¿Qué hago yo?', repuso después de la pregunta. Sus ojos encendieron una chispa y una risilla de ingenio se dibujó en su cara.'Yo construyo una catedral'".
Ahora que los aires políticos levantan el polvillo de la mesa, y que la lista de promesas y palomas de pan se hace larga sobre la gran ruleta de todos los costarricenses, es oportuno explorar cuál sería nuestra respuesta, si esta famosa comisión nos entrevistara.
Todas las faenas son duras, pero hay maneras y maneras de imaginar lo que de verdad estamos construyendo.
La promesa es importante, pero la actitud de los constructores también. Tal vez sea tiempo de pensar sin fronteras y como decía Darío: "Si la patria es pequeña, uno grande la sueña".
Podríamos no quedarnos en lo inmediato, intentar al menos que la famosa "continuidad" en la administración pública no sea un recurso de los partidos políticos, sino una meta común para continuar programas educativos, de vivienda, de trabajo, de salud, de oportunidades para jóvenes y viejos, y no, como siempre, sueños inconclusos o postergados.
La patria y sus destinos es la gran construcción de todos y todas.
Construyen los niños con sus sonrisas desdentadas, y construyen las mujeres como hormigas. Construyen los hombres con sus palas, y también los que escriben libros y enseñanzas. Construyen los ancianos con sus charlas, y las abuelas con sus canas. Los enfermos con su esperanza, los sanos con su fuerza y con sus ganas. Los que tienen pan, porque lo comparten, y los que tienen hambre, porque lo reciben.
El país es una inmensa colmena y su miel es miel de todos, critalina y ámbar.
Pirámides, monumentos y castillos no se hicieron en un tris. Hasta Dios se tomó seis días para hacer lo que hizo, pero siempre pensó en grande, sin límites ni pretextos.
¿Vemos solo los ladrillos? ¿Seguimos las instrucciones como buenos alumnos disciplinados? ¿O construimos inmensas catedrales?
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