En las vueltas de Macho Chingo

¡Cómo! ¿Encontró a una mujer muerta?

Julio Sánchez, el testigo que halló el cuerpo de Maureen Hidalgo, relata ese momento: "Desde entonces, no soy el mismo"

Atenas. - "¡Cómo! ¿Una mujer muerta?", le dijo un chofer a Julio Sánchez cuando éste le pidió que llamara a la policía porque, minutos antes, había divisado el cuerpo de quien luego fuera identificada como Maureen Hidalgo.

Esto ocurrió el domingo 16 de julio a las 6:40 a.m., fecha y hora que Sánchez nunca olvidará por cuanto, desde entonces, ya no es el mismo.

El vuelo de los zopilotes, un olor extraño y la curiosidad hicieron que se detuviera.

Puso a un lado la bicicleta y bajó al barranco. Desde arriba, podía observar un bulto, pero no podía distinguir qué era.

"Bajé por un trillo y pude comprobar que se trataba del cuerpo de una mujer", cuenta Sánchez.

Después de este hallazgo, Atenas tampoco es la misma. Las Vueltas de Macho Chingo le dieron un vuelco a la investigación que ha desvelado a la policía durante casi tres semanas.

Según confirmó ayer Henry Vega, abogado de la familia de Hildago, habría otros testigos que vieron cuando tiraban a la asistente judicial al barranco.

Además, los investigadores encontraron, el jueves de la semana pasada, una almohada en las cercanías del guindo y, a varios kilómetros de allí, en el cruce entre Atenas y Palmares, un edredón, los cuales son analizados por la Medicatura Forense para establecer si fueron utilizados para envolver el cuerpo de Hidalgo.

El sexto se detuvo

Sánchez recordó el viernes pasado, en su casa en la urbanización El Brasil, que cuando subió a pedir ayuda, pasaron cinco carros que no quisieron detenerse, hasta que el sexto paró.

Le dijo al conductor que fuera a la delegación de la policía porque había una mujer muerta. "¡Cómo! ¿Una mujer muerta?", dijo sorprendido el conductor.

El chofer, a quien Sánchez no conoce, se bajó del carro, verificó que se trataba de un cuerpo y fue a llamar a la policía.

"Cuando se fue, bajé y me quedé allí esperando a la par de la mujer que estaba sin vida", comentó Sánchez.

Frente a él, sin saberlo aún, estaba la asistente judicial que la policía buscaba desde hacía tres días, bajo el supuesto de que se trataba de un homicidio.

Antes de este hallazgo, Sánchez siempre se detenía para observar, en una gran piedra, a los garrobos que se tendían inmóviles a tomar el sol.

Ahora tiene miedo de pasar por esa curva, hasta decidió dejar su bicicleta en la casa y tomar el autobús para ir al trabajo, en la Corporación Pipasa.

"En estas dos semanas, sentí miedo de que alguien me hiciera algo. Pensé que podían atropellarme cuando iba en la bicicleta, pero ahora estoy tranquilo, creo que no me va a pasar nada", manifestó más calmado.

Asegura que volverá a montarse en su bicicleta para hacer el recorrido que ha hecho en los últimos seis años. "Ver a esa pobre muchacha, de esa forma, no me dio miedo. Pero sí me sorprendió encontrar algo así", comentó.

Vuelta muy oscura

La única vuelta que tiene espacio para que uno o dos carros puedan parquearse al lado del camino está a 600 metros del cruce de Río Grande de Atenas.

La curva no cuenta con ninguna iluminación, es muy oscura. Al borde del barranco, un estrecho trillo conduce a un lugar donde hay colmenas de abejas.

El cuerpo de la asistente judicial rodó por el guindo y unos alambres de púas lo detuvieron.

En los alrededores hay mucha basura, signo de que las personas que paran allí tiran al barranco lo que se comen o toman.

Algunas botellas plásticas, empaques de comida y llantas también fueron testigos mudos del momento en que Hidalgo caía y era detenida por la cerca de alambres de púas.

El viernes, mientras un equipo de Al Día inspeccionaba la zona, los choferes de los carros que transitaban por el lugar señalaban con el dedo la curva y en la cara de los acompañantes se dibujaba el asombro.

Algunos vecinos que no quisieron identificarse comentaron que están asustados porque utilizaron este sitio para esconder un cuerpo. Sin duda alguna, las Vueltas de Macho Chingo nunca volverán a ser las mismas.

No la vieron más Lunes 10 Maureen Hidalgo pasa la tarde con su madre, Vera Mora. Deja la casa de sus padres a las 7 p.m. Martes 11 La familia no sabe nada más de ella. La mamá la llama al celular, pero no le responde. Le deja algunos mensajes. Miércoles 12 Luis Fernando Burgos, esposo de Maureen, llama a doña Vera Mora para preguntarle si ella estaba ahí. Jueves 13 Burgos denuncia de la desaparición de Maureen. Ese día el Fiscal General pide investigar su homicidio. Viernes 14 Agentes del OIJ revisan el apartamento de Burgos, en Zapote, en la madrugada, en busca de alguna pista. Sábado 15 El OIJ envía una patrulla a vigilar el apartamento de Burgos, en Zapote. Domingo 16 El cuerpo de Maureen Hidalgo es hallado en un guindo en las Vueltas de Macho Chingo en Atenas. Su avanzado estado de descomposición dificulta los análisis forenses.

"Atenas es trascendental"

Henry Vega

Abogado

Con lo encontrado en Atenas durante la semana, ¿volvió a cobrar importancia la zona en el caso?

Hay evidencia y testigos en esa zona. Desde luego que Atenas, en estos momentos, se convierte para el OIJ, el Ministerio Público y nosotros, en una zona trascendental. Lo anterior porque allí, si bien es cierto no sucedió el hecho, fue donde fueron a tirar el cuerpo de Maureen.

¿Cómo se encuentra el caso en estos momentos?

No podemos dar detalles sobre el caso; no obstante, lo que sí puedo decirte es que con las investigaciones que realizó el Ministerio Público, con el auxilio del OIJ, hay prueba suficiente, a mi criterio. Son pruebas recabadas y que están, legalmente, en el expediente. Están pendientes de análisis una serie de pruebas materiales que se recolectaron en la zona de Atenas, en el apartamento (de Brugos), en la oficina de trabajo de Maureen, en la oficina del licenciado Burgos, además de prueba testimonial que está pendiente de recibir.

¿Por qué es un caso tan importante ante la opinión pública?

Porque se sale de todo lo normal, por supuesto. Hay varias personas vinculadas al proceso que son funcionarios judiciales. El que está como sospechoso es un defensor público y ha sido juez de la República. Por otra parte, la ofendida era una funcionaria judicial, así como otros testigos. Y, desde luego, por las características propias de Luis Fernando, por ser un defensor público y por su carrera en Derecho Penal sabe cuáles son las consecuencias de un delito.Brugos se sale de lo normal, de lo corriente, del delincuente común, porque se supone que él, con la experiencia que tiene, conoce más sobre el delito y las consecuencias legales que podría tener.

¿Qué está pendiente en este caso?

Falta la audiencia ante el Tribunal Penal, que debe analizar la apelación de la prisión preventiva hecha por la defensa de Burgos. A pesar de la experiencia del sospechoso en materia penal, creo que está desubicado porque ofrece a los fiscales que lo están investigando como sus propios testigos.