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Ticos sacar a relucir su humor, ingenio y chota con vaticinios para el sorteo del Gordo Navideño Fútbol y sueños en el agüizote Ganador del año pasado relata jocosa historia sobre cómo consiguió el número y qué ocurrió cuando pegó Alejandro Arley VargasColaboraron: Rolando Avilés, Mario Cordero, Mariela Hidalgo, y Róger Amoretty, Corresponsales. aarley@aldia.co.cr “Para la navideña hay que jugar el 90 porque ese fue el minuto en que Saprissa le metió el gol a la Liga y la eliminó”, me cuenta el taxista Jesús Montero, quien vacila con unos amigos afuera del Mercado Central de San José.
Como cada año en todo el país, el sorteo del “gordo” pone de moda los agüizotes. Las fases de la luna, placas de carro, fechas, sueños, animales y coincidencias hace que los jugadores corran en busca del mejor número. Para hacer la cosa más interesante, le pedí el viernes por la mañana a Franklin Vargas, humorista del programa “De Locos” que fuera conmigo al centro de San José para encontrar el agüizote más original. “Yo pongo el entero a la par de una imagen de San Judas Tadeo, el Santo de las causas difíciles”, cuenta Franklin. Al costado norte del Banco Central nos topamos a don Álvaro Ramírez, vecino de Barrio Cuba. “Juegue el 12, porque yo soñé que llevaban mercadería a mi casa y las cajas traían puros doces”, nos recomienda. Cruzamos unas cuantas calles y llegamos al Mercado Central. Allí se arma el jolgorio con las preguntas de Franklin. “Diay yo llevo el 09 porque todas la semanas sueño con un muerto diferente”, responde José Machado, vendedor de jugos. En otra esquina de la Avenida Central, Osvaldo Carmona relata el agüizote más raro que ha escuchado este año. “Un chavalo me pidió el 35 porque fue la cantidad de años que le metieron a Burgos”, explica. “Yo no juego ninguno”, le dice a Franklin la dependiente de una zapatería. “Claro porque usted tiene harina”, le responde en plan de vacilón. Pero fuera de San José, el asunto también calienta. Claudio Solano, vecino de Barranca de Puntarenas, juega el 69 desde hace muchos años y lo pinta en el espejo principal de la casa. “Mi familia vacila porque el agüizote le estorba a todo el mundo para peinarse”, comenta. Roberto Wong, jugador del Puntarenas FC, narra que juega el 26 porque en esa fecha nació su hija Sofía de dos años. En Alajuela, Carlos Alberto Álvarez relata que su mayor agüizote es utilizar los números de placa de los carros que entran a los apartamentos que alquila. Con esta fórmula le pegó al “gordito” de medio año. ¿Por qué “agüizoteamos”? José Carlos Carranza, sociólogo, afirma que a los ticos les gusta asociar momentos felices con los números de la lotería. “Es propio de nuestra cultura, propicia conversaciones amenas y además le da esperanzas a la gente que compra un número”, explica el profesional. Según Carranza, los números bajos se venden más que los altos porque concentran las fechas de nacimiento.
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