Dry Tortugas, EE.UU. / AFP.- La inmensa variedad de corales y peces del Parque Nacional Dry Tortugas (Florida), uno de los mayores santuarios marinos de Estados Unidos, se recupera, poco a poco, luego de que el lugar fuera arrasado por seis huracanes, entre el 2004 y 2005, informaron científicos estadounidenses.
Los corales, destruidos y barridos por la fuerza de los ciclones, vuelven a crecer y los peces regresan lentamente a medida que se recobra el preciado hábitat.
Así lo determinó el censo submarino realizado por estudios gubernamentales y privados, cuyos resultados fueron dados a conocer el pasado 7 de junio.
La reserva de Dry Tortugas, ubicada a unos 100 kilómetros al oeste de la ciudad de Key West en Florida o a 150 km al norte de La Habana, Cuba, comprende un grupo de siete pequeñas islas y dos áreas marinas protegidas de gran extensión, al norte y al sur.
La región, de enorme valor estratégico por su ubicación geográfica en el extremo sur de Estados Unidos, entre el Golfo de México, el Atlántico y el mar Caribe, fue atravesada por seis tempestades de gran poder destructivo (entre ellos, Francis e Iván en el 2004, Katrina y Rita en el 2005).
“Fue un hecho único, de un impacto impresionante, el peor caso de tormentas en el área”, dijo a la agencia de noticias AFP James Bohnsack, director de recursos protegidos y biodiversidad en la agencia estadounidense que controla los recursos oceánicos y atmosféricos (NOAA por sus siglas en inglés).
“La escala de devastación en los corales es como en las ciudades. El impacto deja una tremenda destrucción, pero la naturaleza se adapta mejor que las construcciones humanas y estamos viendo ya la reconstrucción de los arrecifes de coral y muchos peces”, agregó el experto.
Unos 50 buzos e investigadores están trabajando en Dry Tortugas para concluir antes que finalice el Censo Visual de Arrecifes, “Reef Visual Census”, que dará un panorama completo sobre el estado de esta reserva natural.
“La información que obtenemos nos guía para tomar nuevas decisiones en cuanto a la protección de la biodiversidad, la restauración de la integridad ecológica y el manejo de la pesca, que son críticos en este lugar”, mencionó Jerry Ault, experto de la Escuela Rosenstiel de ciencias marinas de la Universidad de Miami.
Los datos son alentadores, según los entendidos.
Pese a la destrucción de los corales, que sirven de alimento y refugio, la cantidad de peces no ha disminuido, sino que se mantuvo en el nivel que tenía durante el 2006, luego del paso de los destructores fenómenos atmosféricos.
“Es un buen indicio. Ahora es necesario que crezcan en tamaño y comiencen a reproducirse”, afirmó Natalia Zürcher, bióloga marina y técnica en dinámica de poblaciones de peces.
Son más de 300 las especies en la zona, algunos peces llegan desde el Atlántico, otros del Golfo de México y otros del Caribe.
Esos grupos conforman una comunidad que por esa diversidad es casi única, subrayan los especialistas.
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