Yensy Aguilar Arroyo
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Quizás no muchos conozcan la historia del héroe indígena, Pablo Presbere. Por eso, frente a la Municipalidad de Limón, un monumento mantiene vivo el recuerdo de uno de los más valientes defensores del territorio indígena.
La obra mide 3,12 metros de alto, pesa unas 430 libras y es de cobre.
La escultura fue inaugurada en febrero de 1993 y tuvo un costo de ¢4,5 millones. Junto al reconocimiento del líder, se busca el rescate de los valores y la cultura de las reservas indígenas.
Pablo Presbere fue un indígena talamanqueño que en 1709 levantó en armas a las tribus costarricenses, desde Sixaola hasta Turrialba, con el fin de expulsar a todos los colonizadores españoles que habían usurpado las tierras de sus pobladores.
Logró el objetivo temporalmente. Luego, los europeos regresaron con refuerzos y capturaron a todos los jefes líderes de la revuelta.
Al ser interrogados por los colonizadores sobre quiénes habían sido los dirigentes del movimiento revolucionario, negaron la participación.
El único valiente fue Pablo Presbere, quien dijo ser el responsable de la acción y eludió toda participación de sus compañeros indígenas, con tal de salvarles la vida.
Presbere fue sentenciado a muerte. Fue ejecutado de un disparo con arma de fuego en 1710, en la ciudad de Cartago.
Luego le cortaron la cabeza y la colocaron en un mástil, como ejemplo contra aquellos que tuvieran interés en organizar otro levantamiento armado.
* Colaboró Róger Amoretty, corresponsal.
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