Domingo 22 de junio de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Humedad ocasionará enfermedades que podrían traerse abajo la cosecha de café 2008-2009
“Alma” provoca una grave crisis en Los Santos
Miles de cafetaleros sufrieron pérdidas millonarias, hay derrumbes, casas arrasadas, decenas de vías destruidas o falseadas, despidos y una pobre respuesta del Gobierno
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    Una pequeña quebrada creció y destruyó la vía entre Tarrazú y León Cortés, justo al frente del colegio local. Manuel Vega.
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    El camino que comunica Copey con Santa María de Dota está debilitado y podría colapsar. Manuel Vega.
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    Una pequeña quebrada arrasó con esta casa en San Pablo de León Cortés... una familia más sin hogar. Manuel Vega.
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    San Marcos- San Pablo. Vecinos hicieron un puente de madera para cruzar el hueco que interrumpe la vía.
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    Peligro inminente. Decenas de vehículos, algunos de carga pesada están obligados a transitar por la vía a San Marcos de Tarrazú.
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    Viviendas en el aire. Esta casa, en Llano Bonito, quedó falseada por un derrumbe, que también destruyó varios cafetales.

Ronny Rojas
ronnyrojas@aldia.co.cr

Dota.- La tormenta tropical Alma no dejó cafetal sin daños en la zona de Los Santos, al sur de San José, especialmente en los cantones de Tarrazú y León Cortés.

También destruyó caminos, puentes, casas, laderas, una cooperativa y hasta alteró el cauce del río Parrita, como si fuera cualquier corriente de agua.

La principal vía que comunica San Marcos de Tarrazú con San Pablo de León Cortés está cortada por una zanja descomunal, abierta por una quebrada, que el pasado jueves 29 de mayo, creció como un monstruo comiéndose todo lo que encontró a su paso.

Lo peor es que no hay señales de una pronta solución. Mientras lee este periódico, los vecinos de esos pueblos viajan por un camino de lastre. Del MOPT o el Conavi, ni la sombra han visto.

La ausencia institucional agrava la tragedia que tiene miles de rostros.

Las fuertes lluvias lavaron el fertilizante que los cafetaleros aplicaron en sus tierras. La penetrante humedad presagia la aparición de enfermedades en las plantas, disminución de la cosecha a fin de año y menor calidad del café, o sea, menos dinero para comer el otro año.

El aumento del precio de los fertilizantes pone a prueba la capacidad de pequeños y medianos caficultores, que son mayoría.

Muchos ni siquiera han podido llegar a las fincas. Para los que tienen fincas enclavadas en los cerros, quedaron solo con la escritura en las manos.

“Mucha gente de aquí prefiere comer que asistir sus cafetales, esta será una crisis que nunca hemos visto”, dijo Eduardo Chacón, cafetalero de la zona y directivo del Instituto Costarricense del Café (ICAFE).

Según Chacón, las lluvias dañaron 500 hectáreas de cafetales, lo que implicará pérdidas de hasta 2.000 fanegas del grano para la cosecha 2008-2009.

Las tres principales cooperativas de caficultores, Coopedota, Coopetarrazú y la de Llano Bonito de León Cortés, sufrirán una merma en la producción.

El dinero que recibe el ICAFE pasa a la caja chica del Estado y cuesta conseguir ayuda para esta gente, confesó Chacón, quien dijo que la entidad podría distribuir ¢100 millones para arreglar caminos, entre los poblados más afectados.

“Sin abonar, el promedio de producción por manzana podría caer de 30 fanegas a 15 o 18 en los cafetales nuevos, y si son viejos se pierden por completo”, agregó Miguel Badilla, un cafetalero de Santa María de Dota.

A esto, se suma la suspensión del contrato a 450 trabajadores de la empresa Astaldi, quienes construían la represa del proyecto hidroeléctrico Pirrís en Tarrazú.

La compañía, contratista del ICE, detuvo las obras en el embalse hace 22 días, por los daños que dejó “Alma”. Desde entonces 450 familias, la mayoría de este sector, perdieron su fuente de ingresos.

“Muchos están sin trabajo, pérdidas en caminos, una cosecha que será mala y el alto precio de los combustibles; es inminente una crisis para el 2009”, dijo Jorge Roldán, presidente de la Comisión de Emergencia local.

Mientras, la reacción del Gobierno ha sido lenta o casi nula; su atención ha estado en Pérez Zeledón y Parrita.

La solidaridad no es suficiente

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La emergencia es evidente en Copey. Manuel Vega

La Cooperativa de Caficultores de Dota (Coopedota) ofreció, desde hace 22 días, su maquinaria para ayudar a otras comunidades de la zona a restablecer el paso en las carreteras dañadas. Además, propuso sus bodegas a la cooperativa de Llano Bonito para almacenar el café que el río no dañó.

“No aparecen las empresas privadas que han venido a lucrar en tantos años con el café de la zona. Aquí es donde se debería ver la solidaridad con los caficultores que tanto les han dado”, manifestó Eduardo Chacón, director del Consejo Administrativo de Coopedota. La Comisión Nacional de Emergencia aportó ¢48 millones para reparar caminos, pero no fue suficiente.

Actualmente, muchas vías están bloqueadas y otras deformadas, como el camino que une Copey con Santa María de Dota.

Allí, los deslizamientos de tierra dejaron al descubierto desfiladeros de 150 metros de profundidad, que van a dar al río Parrita. Por ahí transitan, todos los días, decenas de agricultores y escolares.

En riesgo futuro de 600 familias

Llano Bonito.- En Llano Bonito de Tarrazú (que de llano no tiene ni 100 metros) un río que corre al lado de la cooperativa de caficultores, inundó el edificio, el pasado 29 de mayo, día en que la tormenta Alma embistió con mayor fuerza, dañó costosos hornos de secado y arruinó 1.000 quintales de café, listos para la exportación.

El agua destruyó 30 motores, siete elevadores y todo el sistema eléctrico, cuya reparación costará ¢50 millones. Desde hace tres semanas trabaja una cuadrilla de 20 hombres todos los días, sacando arena y barro.

La cooperativa, que produce en promedio 25.000 quintales de café al año, quedó inhabilitada y las pérdidas ascienden a ¢550 millones. De su existencia dependen 600 familias (casi 3.000 personas), explicó el gerente Félix Cabezas.

“Estamos trabajando para subsistir. La zona de Los Santos se vio muy afectada, el transporte de café, el comestible, el abono… nos aproximamos a una gran crisis cafetalera”, indicó. Ahora el tiempo apremia, porque en cuatro meses inicia la cosecha de café en las partes bajas.

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Cabezas muestra los daños en la cooperativa. Manuel Vega

La Comisión Nacional de Emergencia les brindó maquinaria para dragar el cauce del río y han invertido ¢5 millones en la construcción de un muro para contener las aguas.

Además, negocian un crédito blando de unos ¢500 millones con Infocoop, para rehabilitar la empresa, informó Cabezas. “Esta cooperativa tienen que tomarla como si estuviera naciendo para poderla rescatar, esperamos que el Infocoop comprenda la problemática”, dijo.

Gerardo Arias, de 38 años, es un agricultor del lugar y calcula que perderá el 50 por ciento de la cosecha, debido a los derrumbes y las plagas que atacarán las plantas, por el exceso de humedad y la escasas horas de luz solar.

“Es una preocupación para mi y todos los vecinos, porque dependemos en un 95 por ciento del café, es difícil conseguir otras fuente de ingresos en el corto plazo. Todo esto le martilla en la cabeza mientras uno trata de dormir”, dijo Arias, padre de tres niños, quien pidió ayuda al Gobierno.

“Las autoridades no han visto la magnitud del problema. Se nos ha dejado de lado, nosotros queremos permanecer aquí trabajando y no emigrar a la ciudad a formar anillos de pobreza”, replicó.

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Escuche la opinión de Eduardo Chacón, de Coopedota.

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