Domingo 29 de junio de 2008, San José, Costa Rica
Vivir hoy
Balance entre sensibilidad y agresividad
Las parejas podrían tener una sexualidad menos violenta
  • AlDia.cr
    Ilustración: Xavier Cabrera

Margarita Murillo Gamboa
mmurillo@emailcr.com

En el artículo anterior describíamos la parte del instinto de protección al desvalido, que es el que nos desarrolla la ternura. Y, destacábamos la importancia de desarrollar esta ternura, como una fuente de expresión, que evita a su vez, que la agresividad se convierta en violencia.

El instinto de agresividad, es la energía que nos ha permitido y nos permite “salir adelante”, hacerle frente a nuestras dificultades. Nos impulsa a buscar respuestas. Nos da energía para resistir. Pero todo esto lo podemos hacer, si este instinto está unido fuertemente al instinto de protección al desvalido: la ternura.

Basados en el instinto de agresividad que traemos naturalmente, esta sociedad justifica la competencia, el egocentrismo, el desenfreno, la falta de sensibilidad y la falta de solidaridad.

Cuando la sociedad se dirigió más hacia el “Tener” que hacia el “Ser”, desvirtuó el papel de la agresividad, por el contrario, se aprovechó de esta fuerza, para generar el consumo desenfrenado, la competencia violenta.

Como esto es producto de la cultura, debe quedar claro, que podemos hacer algo, podemos comenzar a tener prácticas sexuales menos violentas y buscar opciones más saludables en nuestra convivencia diaria.

El impulso sexual requiere de sensibilidad y de agresividad. Desunirlos implicaría vivir la sexualidad sin vínculo, lo cual sería una sexualidad enajenada, violenta, vacía.

¿No es así la sexualidad que se nos vende en las películas pornográficas, por ejemplo? ¿Por qué una película pornográfica nos atrae y excita? Desde el sexoanálisis como Jessica Benjamin (2002), explican en sus propuestas que cuando observamos estas escenas, lo que nos activa es el instinto de agresividad, como este a su vez mueve el impulso sexual, nos sentimos excitados. Pero hasta ahí no habría problema, el problema inicia cuando, todo esto lo hemos activado en nuestro cuerpo sin la presencia de la ternura.

Este tipo de placer nos estimula una especie de adicción, que logra que se sienta un vacío y un deseo por más. Si esto sucede, hemos estimulado en nuestro cuerpo una adicción. Difícil de cortar y de superar.

La sexualidad desde esta perspectiva, es una sexualidad violenta. Es producto de la enajenación, de la presencia de un instinto desenfrenado. No está unido a la ternura y no logra desarrollar el vínculo. Cuando esto sucede enfermamos la sexualidad, tanto de los hombres como de las mujeres.

Presión social

Según Erich Fromm la sociedad estimula la violencia. Al separar la agresividad de la ternura, se desarrolla en las personas la violencia.

Si el impulso sexual nos excita sin la presencia de la ternura, el resultado es: EL PLACER POR LA VIOLENCIA.

Los hombres son presionados por la sociedad para reprimir su parte sensible.

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