Domingo 28 de septiembre de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Encuesta del PNUD revela temores
Maleantes cambiaron la vida de los ticos
Refuerzan casas, restringen las salidas y no disfrutan sus bienes
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    Delgado fue víctima. Fotos de Rafael Pacheco.
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    Las familias dejaron a un lado la estética de sus casas para dar paso a alambradas y rejas como esta en San José.
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    Empresas ofrecen cámaras para casas.
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    La vigilancia privada es parte de los recursos que han buscado las comunidades más afectadas por robos y asaltos.
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    Después de ser asaltado en su casa, Carlos Delgado reforzó los portones y tapias.
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    Ericka González no despega los ojos de sus hijos por temor al hampa cuando los lleva a jugar.

Alejandro Arley Vargas
aarley@aldia.co.cr

Hace poco más de un año, cuatro asaltantes ingresaron a plena luz del día en la casa del contador Carlos Delgado, en barrio Vargas Araya de Montes de Oca.

Tras golpearlo y amenazar con cortarle un dedo a la servidora doméstica, los hampones metieron un carro a la cochera y cargaron todo lo que pudieron.

“Puse alambre navaja, refuerzos en los portones, vigilancia privada, alarma y tengo un rotweiller”. Delgado espera así no sufrir de nuevo la misma pesadilla.

La delincuencia cambió la forma de asegurar las casas de los ticos, transformó sus hábitos y su forma de vida en general.

La última encuesta de seguridad ciudadana del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), reveló que los habitantes del país han perdido libertades a causa del hampa.

“Se ha restringido la recreación, sobre todo de los niños, la libertad de desplazarse y disfrutar de los bienes de la familia”, comentó Lara Blanco de la oficina del PNUD en Costa Rica.

La encuesta se aplicó a 2.517 personas a finales del 2006, en 10 cantones del país, entre ellos, San José, Montes de Oca, Heredia, Limón y Aguirre.

Tomó un año procesar toda la información y sus resultados evidencian muchos temores.

Niños jamás solos

El 58 por ciento no deja que los niños vayan solos a hacer mandados; 56,8 por ciento no los deja jugar en la calle y el 52 por ciento no quiere que visiten casas ajenas.

“Cuando yo era niña sí se salía a jugar sola, pero es distinto con mis hijos. Ya no se puede”, comentó Ericka González, de 19 años, vecina de barrio Luján, San José.

Maritza Cortés, madre limonense, explicó que “nunca los dejo que anden solos porque me da miedo”. Ella tiene un niño de 11 años y un adolescente de 14.

Tener joyas, celulares o vehículos nuevos es algo que la gente piensa dos veces.

Los datos de PNUD indican que el 50,5 por ciento de los ciudadanos evita comprar cosas que les gusten por temor a robos.

Atemorizados

La encuesta de seguridad ciudadana clasificó a los entrevistados en cuatro grupos según sus niveles de temor: 29 por ciento dice estar tranquilos, el 37,1% son nerviosos, el 23,8% asustados y el 10% se consideran sitiados –completamente a merced de los maleantes –.

“Las personas sitiadas nos dijeron cosas como que no se montan en taxi o un bus durante la noche”, detalló Blanco.

Según el estudio más reciente de la empresa Demoscopía para Al Día, 48 por ciento de la población ha sido víctima de hechos delictivos o tiene algún familiar que los sufrió en el último año.

La impunidad acongoja a los costarricenses.

De acuerdo con la encuesta, de quienes sufrieron algún delito, el 72 por ciento puso la denuncia, pero el 89 por ciento dijo que su caso no se resolvió.

Se puede mejorar

Janina del Vecchio, ministra de Seguridad Pública, comentó a inicios de setiembre que la encuesta del PNUD también arroja cifras positivas.

“El 70 por ciento de la gente opina que hay capacidad de resolver el problema. Resalta que Costa Rica tiene todas las posibilidades para hacerlo bien” afirmó Del Vecchio.

La Ministra recalcó que en cuatro meses de gestión se bajaron en un 30 por ciento las incidencias delictivas en el casco urbano de San José.

Agregó que se reforzó la provincia de Limón con 100 policías y a ellos se les sumarán 80 que están en la academia.

“Más y mejores policías son parte de la solución. Además en estos meses, vamos a decirle a la población cuáles son las verdaderas causas de la violencia e incidencias delictivas crecientes”, finalizó.

Así es vivir con el miedo

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Foto: Róger Amoretty

Soy Róger Quesada Mora, vecino de Cieneguita de Limón. Vendo jugo de naranja aquí en el centro. “Tengo una niña de siete años y no la dejaría ir al parque sola por más seguridad que haya. La quiero mucho y nunca quisiera que le pase nada malo.

“No uso alhajas porque andaría la muerte colgando. Los maleantes están esperando solo un descuido para quitarle a uno lo que tenga. “No mantengo ni celular porque sé que es ponerme en la mira de los asaltantes.

“Después de las seis de la tarde no ando en las calles porque son horas que los delincuentes buscan para dar sus golpes.

Son ‘sin asco’ (los maleantes) porque no tienen compasión de matar al que tengan por delante.

“No piensan en que dejan a madres o hijos llorando, a una familia triste y desorientada por un ser querido que se va. “Mi casa fue saqueada cuando andaba trabajando. Confié en que el vecino la cuidaba pero él también salió. Rompieron la puerta de la calle y entraron”.

* Colaboró Róger Amoretty, corresponsal

“Prefiero andar en moto”

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Claudio no se la juega y evita al hampa. Rolando Avilés.

El puntarenense Claudio Ramírez es empresario de construcción y no hace alarde de objetos personales por la inseguridad. Vecino de El Roble, Ramírez dice que prefiere andar en moto antes que usar un carro que llame la atención.

También es cuidadoso con lo que compra para no ser blanco de los asaltantes.

“El celular que uso me costó ¢30 mil y con ese mismo veo hasta la hora porque ni reloj tengo”, manifestó. Al igual que muchos ciudadanos, cree que la noche ya no es para andar en la calle. “ Cuando son las 7 p.m. estoy con la familia en la casa”, comentó.

Según la encuesta de seguridad ciudadana del PNUD, el 45 por ciento de las personas evita estudiar o trabajar de noche debido a la inseguridad.

Otra de las preocupaciones de Ramírez es que debe comprar dos carros para la empresa y piensa equiparlos con dispositivos de seguridad.

“Tengo que ponerles alarma y asegurarlos”, dijo.

El empresario reconoció que la Fuerza Pública hace recorridos por algunas zonas, donde se dan robos.

* Colaboró Rolando Avilés, corresponsal

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