Lunes 27 de abril de 2009, San José, Costa Rica
Farándula
Buena garra
Jaguares conquistó a los ticos una vez más. A pesar del mal sonido los aclamaron durante dos horas
  • AlDia.cr
    Saúl Hernández permitió al público tomar videos y fotos. Incluso dio autógrafos. Fotos: Jorge Navarro.
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    El rockero nacional Baleron se echó el público al bolsillo con las siete canciones que interpretó.
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    La seguridad y el personal de la Cruz Roja estuvieron presentes durante todo el concierto.

Neyssa Calvo Achoy
ncalvo@aldia.co.cr

Fueron como dos amantes que se entregaron al caer la noche del sábado en la Torre Geko del centro comercial Cariari. El grupo Jaguares tomó a un público joven y lo llevó del presente al pasado y lo trajo de regreso.

A las 8:45 p.m., el alto y delgado Saúl Hernández, provocó un grito ensordecedor que lo abrazó a él y al resto de la banda: Alfonso André, en la batería, César “Vampiro” López, en la guitarra y Marco Rentería, en el bajo.

Los recibió un público ya entrado en calor, porque 27 minutos antes, el costarricense Baleron les dejó la chispa encendida en la torre. Eso sin olvidar que también se calentaron las latas de “birra” que ya vacías, quedaron tiradas en el suelo.

Mostrando los tatuajes en sus brazos, Baleron, guitarra en mano, fundió su voz con la masa que alcanzó a llenar un 70 por ciento del lugar.

Al fondo de la tarima, una gran manta negra que lucía el número 45 en rojo (nombre de su último álbum), sirvió de marco para los rockeros.

Con el tema “Dime jaguar” los mexicanos iniciaron un recorrido musical de dos horas, con un programa que incluyó 20 canciones.

Tocaron piezas tan recordadas como “Alquimista”, “Mátenme porque me muero”, “Fin”, “Como tú”, “La vida no es igual” y “Afuera”.

Saúl, al mando de la banda, les aseguró a todos que iban a pasarla muy bien.

“Que Dios los bendiga y gracias por estar aquí”, dijo.

La gente brincó, aplaudió, gritó, se abrazó y algunos hasta se arrodillaron en señal de alabanza al escuchar “La célula que explota”, tema que llevó al grupo a la cima en 1990.

Tres veces intentaron despedirse, pero los ticos no lo permitieron y pidieron más.

Lamentablemente, el sonido se quedó corto porque en algunos momentos no se escuchó con claridad. Sin embargo, los fans lo perdonaron todo.

Saúl también invitó a los presentes a ser parte de sus luchas por los derechos humanos.

El baterista Alfonso André encendió a la gente cuando cantó “Miércoles de ceniza”. Al final, los Jaguares dieron su último adiós con el tema “Viento”.

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