Franklin Arroyo González
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La familia Rojas Camacho por fin esta toda junta, con la llegada ayer de María Belén, el último de los quintillizos que permanecía en el hospital.

La pequeña, de 37 días de nacida, está bien de salud, al igual que sus cuatro hermanos Luis Mauricio, Gabriel Francisco, María Celeste y María Jimena.

Un equipo del Al Día visitó el hogar de la pareja, en Barva de Heredia, y aunque no escuchamos llantos porque los niños estuvieron la mayor parte del tiempo dormidos, fuimos testigos del ajetreo que conlleva la crianza de cinco hijos.

El tendedero de la casa, por ejemplo, estaba lleno de ropa de bebé, había un encierro en la sala y tarros de alcohol para que los visitantes se limpiaran las manos.

Los niños ya impusieron sus reglas: prefieren dormir en un encierro que en la cuna y se molestan si los separan.

Eso hace necesario que una persona esté pendiente de los bebés por las noche.

Vimos chupones lavados, cobijas y brazos con ganas de alzar a los angelitos.

A tarro por día

Los bebés se toman un tarro de leche al día que cuesta, aproximadamente, ¢5.700 (¢171.000 al mes aproximadamente), y gastan entre 20 y 25 pañales diarios.

El orgulloso padre, Mauricio Rojas, asegura que si tiene que trabajar más , lo hará sin problema... todo por la familia.

“Soy trabajador independiente, pero algunas personas nos han ayudado económicamente, y todavía estamos gastando los recursillos que nos quedan. Hay que ver cómo nos acomodamos”, manifestó.

Una de las decisiones que ya está tomada es cerrar la “fábrica”, y, para esto, Rojas se hará la vasectomía.

Por turnos

Para cuidar a los cinco bebés, los familiares de la pareja se organizan por turnos.

Por la noche, uno se queda con los pequeños vigilando que no les suceda nada y atendiendo sus necesidades.

La abuela paterna, Amable Villalobos, acude por las mañanas para estar con ellos.

“La verdad es que toda la familia nos ha colaborado”, comentó Elizabeth, mamá de los quintillizos.