Rodolfo Martín
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Pedro José García Jirón, nicaragüense de 42 años y dueño de un bar en Mozotal de Ipís, Goicoechea, murió antenoche, a las 11:15 p.m., tras ser herido de tres balazos frente a dos de sus cinco hijos, siete clientes y un cocinero, confirmó el OIJ.
Recibió dos impactos en el tórax y uno en el muslo derecho cuando se disponía a cerrar.
Falleció una hora después de ingresar al hospital Calderón Guardia.
El bar donde ocurrieron los hechos se llama Las Hermanas.
García, oriundo de Nandaime, estaba con sus hijos Pedro y María, de 20 y 19 años, respectivamente, quienes le ayudaban en la limpieza.
Un cocinero también colaboraba mientras los clientes empezaban a pagar sus cuentas para retirarse del lugar.
Como sospechosos figuran tres adolescentes, aparentemente vecinos de Los Cuadros, que están en fuga.
Al cierre de edición, el móvil todavía no estaba claro porque al comerciante no le robaron nada.
Los jóvenes empujaron el portón de entrada al bar que estaba entreabierto.
El ingreso sorprendió a García quien, en el acto, le ordenó al primero que entró quitarse el gorro de la suéter para poder observarle la cara.
Lejos de acceder, el agresor se aproximó, sacó el arma y le disparó, según los testigos.
El hijo mayor, con la ayuda de varios clientes, subió a su padre al carro y lo llevó a la clínica de Coronado, donde entró en paro.
El personal logró sacarlo de la crisis después de media hora de maniobras y trasladarlo al Calderón Guardia, donde murió.
García estaba casado con Teodora del Socorro Márquez Marín, con quien, además de Pedro y María, tuvo tres hijos más: Víctor, Jenifer y Greivin de 16, 15 y 12 años.
Ambos llegaron al país muy jóvenes. Ella primero y él unos tres meses después, recordó su hija María.
La pareja comenzó a trabajar duro por ese “sueño nicaragüense” y, al cabo de los años, Pedro compró la verdulería en donde había estado trabajando.
Con los ahorros, dio la prima para comprar el bar, donde su esposa laboraba en la cocina.
Sin embargo, el administrar los dos negocios le acarreaba muchos problemas por lo que se quedó con el bar.
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