Silvia Cabezas Bolaños, periodista
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En el “zapping” de fin de semana encontré en la tele un programa sobre las soluciones a los problemas de transporte en Corea.
Los usuarios de tren y autobús viajan con una tarjeta inteligente sin necesidad de cargar efectivo. Eso es justo lo que necesitamos en este país, donde pasajeros y choferes son un tentador botín sobre ruedas para los maleantes.
Llevamos años escuchando promesas sobre la tan ansiada modernidad.
Hace dos meses informaron que en abril los adultos mayores usarán el pago electrónico en los buses, en lugar de los tiquetes. Ojalá que los ciudadanos de oro no sufran más humillaciones por parte de algunos choferes y que el impasse de la Semana Santa, no atrase este nuevo sistema.
Para seguir con los buses coreanos, allá existe un sistema de posicionamiento global, el mismo que aquí usan muchas empresas privadas para controlar sus flotillas. En cada parada hay una pantalla que indica dónde se encuentra la unidad y en cuánto tiempo llegará, así se puede decidir si esperar, irse en taxi o a pie.
En cambio, en nuestro país tomar el autobús y llegar a tiempo es tentar a la suerte. Lo mejor es aplicar el viejo refrán: “al que madruga Dios lo ayuda”.
¡Lo último! Para mayo anuncian un peaje electrónico en la nueva pista a Caldera. Prometen que no perderemos tiempo buscando monedas para disfrutar las bellezas del Puerto.
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