Esteban Rojas Sáurez
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Los Chiles.- Después de un largo camino, llegamos a eso de las 10:30 de la mañana, en medio de un bochorno abrumador, a lo que parece un embarcadero hecho de tablones de madera que crujen a nuestro paso.
En la entrada, de lo que parece un muelle, hay un rótulo de madera que dice: “Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro, sitio Ramsar. Humedal de Importancia Internacional”.
El humedal de Caño Negro, es considerado de interés mundial por ser una zona categoría Ramsar. El Convenio Ramsar tiene el objetivo de conservar los humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales e integra los humedales más importantes del mundo.
Mientras lo leo, me dejo llevar por la música de los grillos que parecen estar por todas partes. Veo al frente, desde donde un caimán parece cerrarme un ojo, en las aguas del río Frío. Vuelvo a la realidad con la voz de Juan Ríos, quien nos llevará a recorrer parte de las 18 lagunas que conforman este paraíso natural.
En medio de la explicación de Juan sobre las múltiples especies de aves, recuerdo la noticia publicada por Al Día el martes anterior, donde la Fuerza Pública hablaba de más de 50 caimanes muertos.
Alexis Núñez, subjefe de la Fuerza Pública de Los Chiles, afirmó que sólo durante la época de la Semana Santa, se incautaron mil ejemplares marítimos incluyendo peces gaspar, guapotes y tortugas de agua dulce que iban a ser comercializados.
En el 2005, este sitio fue escenario de una matanza. Las autoridades descubrieron fosas con los restos de los reptiles, ligadas con el tráfico ilegal hacia Nicaragua.
Ríos asegura que pobladores inescrupulosos los matan para vender sus pieles en $6 (unos 3 mil).
Fernando Acuña, jefe de la delegación policial de Caño Negro, asegura que sólo cuentan con seis oficiales para proteger toda el área.
Impresionante
El Refugio de Vida Silvestre tienen una extensión de 9.969 hectáreas donde habitan más de 300 especies de aves entre estacionales y migratorias, aquí las garzas parece que conversan alegremente con las espátulas rosadas y las tortugas con los caimanes.
Las iguanas se pierden dentro de la densa vegetación, que aprovechan los basiliscos (reptiles verdes parecidos a una lagartija) para camuflarse entre las hojas.
El verde de la vegetación es espectacular. Cualquiera diría que los animales posan para las cámaras. Las iguanas se camuflan entre las hojas y los martín pescador comen frente a nuestros ojos, golpeando los peces contra las ramas de los árboles con su pico, que luce más largo que su cuerpo.
Los caimanes, se amontonan en las orillas de las lagunas, junto a las tortugas verdes de río.
La bióloga de la oficina del Minaet en Caño Negro, Cristina Méndez, asegura que las población de caimanes es muy importante: hay unos 70 animales por kilómetro lineal.
Eduardo Guzmán, gerente del área de conservación, indica que uno de los principales problemas que tienen es que no cuentan con la cantidad suficiente de personal para vigilar todo el territorio que abarca el refugio.
“Esta es un área mixta muy grande, porque una parte es propiedad del Estado y otra está en manos privadas. La matanza de animales no se da dentro del parque, sino en sus alrededores”, asegura Guzmán.
Mientras, el ambientalista suizo Mauro Corte, que tienen más de cinco años de vivir en Caño Negro, asegura que el problema más serio del refugio, son los 80 kilómetros de canales que se han construido que drenan las lagunas, afectando el ecosistema.
“Con esto están matando la naturaleza, donde antes había agua ahora hay tierra y ganado”.
En este refugio se puede encontrar el pez gaspar que es considerado un fósil viviente, es una especie protegida y tiene un período de veda desde el mes de marzo hasta agosto. Lo increíble, es que uno lo puede encontrar en el menú de algunos de los restaurantes de la zona.
Este particular espécimen parece más un lagarto que un pez y puede llegar a medir hasta metro y medio de largo.
Pero no sólo el gaspar se ve afectado por el drenaje de las lagunas, sino también las aves migratorias que parecen saludarnos con sus alas estiradas al sol.
Los vecinos afirman que las plantaciones de piña que hay en la zona hacen que desaparezcan los ecosistemas que están alrededor de Caño Negro.
Cuando llevamos poco más de dos horas en lancha, en medio de los canales, después de ver decenas de caimanes tomando el sol junto a la tortugas y el martín pescador mostrándonos su técnica de caza, Juan Ríos nos asegura que nos llevará a observar un animal que nunca hemos visto.
El motor de la lancha se queda en silencio y nos pide que bajemos del bote.
Luego de caminar cerca de 300 metros, por una zona que en invierno estaría cubierta por el agua, llegamos a una vivienda donde su dueño tiene bajo su cuidado cinco tortugas albinas. Quedamos asombrados, son amarillas, de un color intenso.
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