Nueva York, EE. UU./AP.- Evette Leavy, de 44 años y ascendencia puertorriqueña, donó un riñón a uno de sus gemelos después de que su marido hiciera lo mismo con el otro, en la que podría ser la primera operación de este tipo para salvar a dos hermanos con una rara enfermedad.
La señora tuvo que adelgazar siete kilos (15 libras) para poder donarle su riñón a su hijo Brian, de 14 años, aproximadamente hace dos semanas. Su marido, Brian De Vale, había donado el suyo al otro retoño de la pareja, Alan, en marzo del año 2009.
Ambos gemelos sufrían un inusual y devastador tipo de insuficiencia renal. “Es algo que ocurre en menos de un 10% de gemelos y es la primera vez en mis 14 años de profesión que lo he visto”, comentó el doctor Sandip Kapur, quien realizó los trasplantes en un hospital de Manhattan.
Sonrientes durante una rueda de prensa en el hospital Presbyterian/Weill Cornell de la Gran Manzana, los cuatro miembros de la familia explicaron su odisea para salvar a ambos adolescentes, quienes padecían glomerulosclerosis focal y segmentaria (FSGS, por sus siglas en inglés).
“Cuando por primera vez te dicen que tus hijos tienen esta condición y que será necesario un trasplante, una se viene abajo. Da mucho miedo la palabra trasplante (...) Pero ahora sabemos que este no era un proceso que había que temer”, contó Leavy, nacida en Nueva York y cuya familia proviene de Vega Baja, Puerto Rico.
Leavy explicó que sus hijos fueron diagnosticados con la enfermedad a los cinco años. Alan necesitó un trasplante con urgencia el año pasado y su padre pudo donarle su riñón. En julio del mismo año, los médicos les informaron que el riñón de Brian también empezaba a deteriorarse y que sería necesario otro trasplante.
Ambos niños, que viven con sus padres en Long Island, tenían que medicarse y someterse a una dieta restringida.
“Especialmente para la típica familia latina, una de las cosas más importantes es comer y disfrutar de la comida. Y para mis padres (abuelos de los menores) fue muy duro ver que los niños no podían disfrutar de esa comida. Y para los niños fue difícil notar que estaban decayendo”, agregó Leavy a The Associated Press.
Ahora, sin embargo, ya pueden disfrutar de tortillas, arroz y habichuelas que les prepara la familia.
Difícil camino
Según datos del hospital Presbyterian/Weill Cornell, aproximadamente un tercio de los pacientes que necesitan un trasplante de riñón no pueden recibirlo de parientes o amigos.
Más de 105.000 adultos y niños se encuentran en la lista de espera de trasplante de órganos en Estados Unidos, y 7.700 de ellos viven en el estado de Nueva York.
Tanto Leavy como su marido admiten lo afortunados que son y aseguran que se encuentran en perfecto estado. Sin este transplante estos dos niños podrían no haber sobrevivido.
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