Miguel Calderón Suárez y Christian Campos Lostalo, Corresponsal GN
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Bagaces, Guanacaste - Francisco Alvarado Méndez saboreó ayer ese gallo pinto con huevo como nunca antes lo había disfrutado.
Una noche antes, sus familiares pagaron $10 mil por su liberación, luego de ser secuestrado la tarde del miércoles anterior, cuando se dirigía en su moto a recoger a su hija a la salida del colegio, a la 1 p.m.
Alvarado, de 41 años de edad, reconoció, junto a su madre y hermano, que “nunca perdí las esperanzas de salir con vida”.
Según fuentes judiciales, el pasado viernes en la noche los delincuentes habrían pedido, vía telefónica, la suma de $1 millón a la familia de Alvarado.
Sin embargo, al final y gracias a la mediación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se les entregó $10 mil en billetes de denominaciones de $20, $50 y $100.
Su familia lo recibió en su casa a las 9: 30 p.m., después de que los mediadores del OIJ pactaron con los hombres entregar el botín de dinero a 10 kilómetros de la casa de la familia de Alvarado.
El OIJ informó que el dinero suministrado está marcado. Por eso le solicitan a la población estar atentos cuando les entreguen dólares.
Los antisociales en principio podrían ser un tico y dos nicaragüenses, por su acento. Pero Alvarado manifestó que nos lo pudo reconocer. “Cuando ellos hablaban entre sí, se retiraban dos a hablar, mientras que dejaban a uno cuidándome”, relató.
Trascendió que los tipos nunca salieron de la zona de Guayabo y de hecho se mantuvieron dentro de una casa abandonada, ubicada en un terreno propiedad de la misma familia.
En ese lapso, Francisco solo comió pan y agua, ya que los antisociales no estaban preparados para estar mucho tiempo con el rehén. “Había un sartén para cocinar, pero no se podía hacer nada porque tenía un hueco”, recordó ayer “Pancho”, mientras se colocaba su “chonete” de Saprissa. Marcos Alvarado, hermano de la víctima, dijo que al darse cuenta donde mantuvieron retenido a Francisco, y por las condiciones del terreno y señal de telefonía celular, “el que llamaba tenía que salir a una loma desde donde se ve nuestra casa, por lo que no estaban muy largo. La gente que negociaba se encontraba en la casa de mi papá”, comentó.
A Francisco lo valoraron psicológicamente y le permitieron quedarse en su casa con el apoyo de su familia, mientra en los alrededores de Bagaces se mantiene un intenso operativo.
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