Allan Andino
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Desde hace cuatro meses Claudia Gallo se ha ido acostumbrando a la cultura asiática, para proyectarse como modelo, y poco a poco comenzó a ver los frutos.
Asentada en Guangzhou, China, hace un mes logró ser portada de la revista “Skylife”, que ofrecen las aerolíneas, y hace una semana, fue la cara de “SilverStyles”, una revista especializada en joyería y cuyas fotos realizó en Hong Kong.
“Toda modelo siempre busca estar en portadas, es una excelente oportunidad que se me dio, da mucho peso a mi ‘book’”, cuenta Claudia, quien estuvo tres meses en España y otros tres en Turquía, probando suerte profesional.
Esta herediana de 22 años afirmó que lo que le ha permitido sobrevivir en el mercado asiático es la tolerancia.
“Lo que se exige es fuerza y tolerancia. Aquí es muy competitivo y llegan modelos con experiencia y de todas partes del mundo. Hay que saber como asumir los rechazos y tener mucha paciencia. Mi fortaleza está en tener la mente abierta, estar dispuesta a cambiar mis costumbres sin olvidar de donde vengo, y adaptarme a cualquier ambiente”, contó.
El choque cultural no ha sido nada fácil para Claudia, ya que hasta con señas le ha dado pelea a la barrera del idioma.
“Fue fatal cuando me enfermé. Fui a la farmacia, y yo tratando de explicarles lo que me dolía a puras señas, y pidiéndole algo para el dolor, y sólo me sacaban plantas, reptiles secos, o semillas raras. Salí llorando y deseaba tanto una simple inyección”, recordó.
Aunque mastica bien el inglés, francés y portugués, Gallo confesó que en el trabajo se salva con el primer idioma, pero en la calle, se defiende escribiendo las cosas básicas en chino.
Con respecto a la paga en Asia, no se queja, pero aclara que la mitad del dinero que gana, ya sea por cada comercial o catálogo, se lo queda la agencia a la que pertenece.
“Sí pagan bien pero te reducen lo que la agencia invirtió en vos, como tiquete aéreo, estadía y transporte, por lo que hay que trabajar mucho y agarrar los proyectos de más horas, que son los más buenos, para ganar bien”, añade.
Como todo tiene sus sacrificios, estar lejos de su familia, amigos, y su tierra, es lo que más extraña.
Consciente que la belleza no es para siempre, la florense visualiza su futuro en la profesión que estudió.
“El modelaje tiene una vida corta, para mi es un ‘hobbie’, pero no es algo en lo que quiero continuar mucho tiempo. Llevo un año probando el mercado internacional y aún falta este año. La he pasado increíble y vivido experiencias que nunca imaginé, pero la idea es volver a terminar mi carrera de gestión ambiental”.
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