Domingo 3 de abril de 2011, San José, Costa Rica

Estadio Nacional

Estallido juvenil en La Sabana

Neyssa Calvo y Rodolfo Rodríguez
ncalvo@aldia.co.cr

Como un reloj de arena, así de puntual dio inicio la maratónica de música popular en Estadio Nacional y bajo un sol implacable.

A la 1 p.m., la banda Time’s Forgotten dio el pitazo inicial de una jornada de diez horas en las que el rock pesado, pop, ska y reggae serían los amos y señores en la cancha.

Los más metaleros de cabellera larga y camisetas negras se apostaron frente al escenario dispuestos a recibir grandes descargas de rock.

Tras 20 minutos de brincos y griterío, la banda de metal le dejó la mesa servida a los nacionales Sight Of Emptiness, quienes lograron el primer “slam” creando una onda expansiva en la calurosa tarde de ayer en La Sabana.

Le siguieron los pasos el grupo Deznuke y Marta Fonseca junto a Amalgama, que logró atraer a cientos frente a ella.

No hubo tiempo ni de respirar, pues los artistas fueron desfilando en orden y sin recesos.

El primer bloque terminó a la 2:40 p.m. con la aparición del grupo Evolución que logró encender aún más a la masa juvenil.

El cantante Balerom no solo se robó los aplausos, sino también las miradas de las mujeres que le gritaban “rico” y mucho más.

La calma regresó al empezar el segundo bloque con la música de Patiño Quintana, Humberto Vargas, María Pretiz y Editus, que no dejaron de recibir ovación.

Ya para las 5:37 p.m. la gramilla estaba cubierta poco menos de un 50 por ciento y la gradería muy vacía. Sin embargo, el estallido juvenil parecía cubrir todos los rincones del Nacional.

Los ánimos se volvieron a encender con el bloque de pop y más aún cuando Mechas los cautivó con “Tan lejos” y “No es verdad”.

Al caer la noche los abrigos se sumaron a la fiesta de las bandas y solistas, entre ellos Pato Barraza y Escats, que cerró el bloque de pop para recibir a los roqueros.

A eso de las 6:40 p.m., minutos antes de empezar a tocar 424, el público fue sorprendido por un espectacular juego de pólvora que aceleró aún más los latidos.

Al cierre de edición nadie quería moverse de su sitio a la espera de más rock, reggae y ska. Y disfrutar de uno de los platos fuertes de la noche: Percance.