Londres, 25 de Agosto / EFE - A días de cumplirse el décimo aniversario del 11-S, el artista español Francesc Torres inauguró en Londres una exposición que recorre a través de 150 fotografías el poder emocional de los objetos recuperados en la zona cero de Nueva York.
Notas de despedida, coches de bomberos calcinados, juguetes polvorientos o vestidos casi intactos fueron algunos de las piezas encontradas entre los restos de las Torres Gemelas.
La mayor parte de ese material fue almacenado en un hangar del aeropuerto JFK de la ciudad estadounidense, un museo “improvisado” que Francesc Torres retrató durante tres años con una cámara 6x12 panorámica.
Se trataba de un lugar cerrado al público, un secreto que el fotógrafo español, testigo de primera mano de la catástrofe, descubrió y documentó concienzudamente.
El resultado es “Queda la memoria”, un proyecto fotográfico que recorre los restos más cotidianos de un atentado que cambió el rumbo de la historia contemporánea.
“Ni buscando con un candil se podría haber encontrado un material tan interesante”, aseguró Francesc Torres durante la presentación de la muestra en el Imperial War Museum de la capital británica.
Las 150 imágenes de Torres, capturadas en formato analógico, se muestran en Londres a través de proyecciones y acompañadas por los restos de unas vigas oxidadas que formaban parte de la estructura del World Trade Center, una pieza de dos metros de largo que ha sido adquirida por el Imperial War Museum.
“Queda la memoria” es una muestra comisionada por el National September 11 Memorial Museum y viajará a Barcelona y Nueva York el 7 de septiembre, poco antes de que se cumpla el décimo aniversario del atentado, que costó la vida a 2.792 personas.
Para este artista, que ha residido treinta años en Estados Unidos -principalmente en Nueva York-, lo más interesante es que inmediatamente después de suceder el ataque, ya había gente que se dio cuenta de que los restos recuperados eran parte de la historia y decidió guardarlos.
“La primera impresión al entrar en el hangar 17 casi me tumba. Fue impresionante. Se trataba solo de una parte de lo que se recogió pero, al estar almacenado en un lugar cerrado, se magnificaba su volumen”, relata el fotógrafo catalán.
En 2006 Torres comenzó una labor que le ha llevado tres años y que consistió en visitar, con la única compañía de su cámara, el improvisado almacén y fotografiar todo lo que allí se almacenó.
“Fue duro, el poder emocional de los objetos era impresionante y me fue calando”, comenta Torres, que en el momento del atentado vivía a solo 300 metros de las Torres Gemelas, aunque ya preparaba las maletas para mudarse a su ciudad natal, Barcelona.
El fotógrafo describe a Efe esos instantes como si hubiera pasado el día anterior, con intensidad y abriendo mucho los ojos.
“Estaba a punto de salir de casa cuando escuché un ruido raro como una cascada de cristal o como si alguien estuviera arrugando papel de aluminio”, explicó.
Francesc Torres residía ya en España cuando se produjo el atentado de Madrid el 11 de marzo de 2004.
“En España nadie se preocupó de preservar nada. A mí me gustaría saber qué pasó con los trenes. Es una tradición muy española, dejar que la historia se desvanezca, dejarla pasar”, se lamentó el artista catalán, que siempre se ha inspirado en los restos del pasado en su obra.
En 2004, documentó la exhumación de una fosa común de la Guerra Civil española en un trabajo titulado “La habitación oscura es la habitación donde dormimos”, que fue financiado por una institución norteamericana.