Rodolfo Martín
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Luis Felipe Morales Gamboa, el dueño de una estación de gasolina en Desamparados, supuestamente, asaltado por los policías que, al parecer, le brindaban seguridad cuando se disponía a hacer un depósito bancario de ¢16 millones, afirmó ayer en juicio reconocer a los sospechosos.

Los exoficiales de la Fuerza Pública son de apellidos Loaiza, Betancourt y Vega (mujer).

Además, también aparece como acusado un civil apellidado Cubillo.

A esos mismos policías el empresario les ayudaba con combustible y repuestos para sus radiopatrullas y por las noches les facilitaba servicio de lavado para esas unidades, incluido la aplicación de protectores y aspirado.

Los invitaba por las mañanas a “cafecitos”, les daba almuerzos en la soda Lila. Algunos de ellos, se cansaron de ese menú y aceptó mandarlos a otro lugar. Durante los fines de semana los policías demandaban arroz cantonés o de comidas rápidas. En este último caso les daba el dinero en efectivo para que pudieran hacerse acreedores del “policombo”.

Incluso a uno de ellos lo ayudó con un diario cuando estuvo incapacitado.

Las investigaciones desplegadas por el OIJ establecen la hipótesis que esa mañana los tres policías estaban de acuerdo, en conjunto con Cubillo, para asaltar a Morales cuando iba a hacer su depósito, como efectivamente le ocurrió al empresario.