Londres / AP. - Un individuo le salpicó ayer espuma a Rupert Murdoch, interrumpiendo una dramática audiencia en la que el magnate afirmó a los legisladores que él no es el responsable del escándalo de escuchas telefónicas que ha cimbrado ese país.
Murdoch pareció malhumorado, agudo, conciso y con respuestas imprecisas en su comparecencia, en la que estuvo acompañado por su hijo y adjunto, James.
El magnate de medios se refirió al interrogatorio como el día más humillante de mi carrera, pero sin asumir la responsabilidad de una crisis que causó el cierre de un tabloide y sacude los niveles más altos de la policía, e incluso la oficina del primer ministro.