Internacionales
Domingo 6 de noviembre de 2011, Costa Rica

Nicaragüenses agobiados por la pobreza escogen entre Ortega y cuatro opositores

Exguerrillero se aferra al poder

Managua/AP.- El presidente nicaragüense Daniel Ortega, quien busca la reelección para un tercer mandato, es unex guerrillero volcado a la religión con tintes mesiánicos, que hace alianzas tanto con el mandatario venezolano Hugo Chávez como con el FMI, empresarios y derechistas.

A una semana de cumplir 66 años, Ortega enfrentará hoy las elecciones presidenciales con la consigna de afianzar, en cinco años más, una Nicaragua “Cristiana, Socialista y Solidaria”.

Su lema de campaña, según analistas, refleja la metamorfosis de Ortega y del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), líder de la revolución que derrocó en 1979 a la dinastía de los Somoza, para instalar un gobierno socialista que emprendió masivas campañas de alfabetización y confiscó propiedades.

Apoyado e inspirado por Cuba y la ex Unión Soviética, Ortega gobernó durante los años 80, en plena Guerra Fría, enfrentado a los “contras”, armados y financiados por Estados Unidos.

En plena guerra, Ortega instauró un impopular servicio militar obligatorio y racionó la comida en medio de un bloqueo económico ordenado por Washington.

Derrotado en las urnas en 1990, y tras 17 años de gobiernos derechistas que aplicaron duros ajustes económicos, Ortega volvió al poder en 2007 vistiendo camisas blancas y rosadas, en vez del verde olivo de guerrillero, dispuesto a pactar con quien fuese necesario, incluso con antiguos enemigos, para poder gobernar.

Uno de ellos es el expresidente liberal Arnoldo Alemán, condenado por corrupción y sobreseído en el marco de un pacto político con Ortega, y otro el influyente cardenal Miguel Obando, su enemigo en los 80 y ahora colaborador de su gobierno.

Reacio con la prensa, Ortega aspira por sexta vez a la Presidencia en virtud de un polémico fallo de magistrados sandinistas, que declararon “inaplicable” en su caso la prohibición constitucional a la reelección continua.

Tildado de autoritario y corrupto por sus opositores, Ortega es apoyado por sectores humildes a los que beneficia con subsidios y planes de asistencia social, financiados con la cooperación millonaria de Chávez.

Autodefinido como revolucionario, con un pragmatismo que le dejó la experiencia de su primer Gobierno de los 80, se casó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y pujantes empresarios privados, en busca de créditos e inversiones, y ha enviado mensajes de reconciliación a Washington.

Sin medir costos políticos, declaró su lealtad y amistad a Chávez, al líder cubano Fidel Castro y al libio Muamar Gadafi, tras cuya muerte guardó silencio absoluto.

“El comandante”, como le llaman sus seguidores, incorporó a su discurso contra Washington invocaciones a Dios y al Papa Juan Pablo II para condenar el “capitalismo salvaje”, en un país de fuerte religiosidad.

Tras años en unión de hecho, en 2005 se casó con la poetisa Rosario Murillo, su jefa de campaña y vocera. Ortega reconoce que su esposa es una suerte de “Primer Ministro”, que, según opositores y allegados, maneja “las riendas” del Gobierno.