Oslo/AP.- La primera presidenta del África elegida democráticamente, una activista liberiana contra las violaciones y una mujer que se enfrentó al régimen autoritario de Yemen ganaron ayer el premio Nobel de la Paz en reconocimiento a la importancia de los derechos de la mujer en la búsqueda de la paz mundial.
El premio de 10 millones de coronas suecas ($1,5 millones) fue dividido por partes iguales entre la presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf, la activista por los derechos de las mujeres Leymah Gbowee, también de Liberia, y la activista prodemocrática Tawakkul Karman de Yemen, primera mujer árabe que gana el premio.
El titular del Comité Noruego del Nobel dijo que el premio a Karman debería considerarse una señal de que tanto las mujeres como el islam tienen papeles importantes que desempeñar en el levantamiento conocido como la Primavera Arabe, la ola de rebeliones antiautoritarias que han desafiado regímenes en el mundo árabe.
La Primavera Árabe no puede tener éxito sin incluir en ella a las mujeres, afirmó Thorbjorn Jagland. Agregó que Karman, de 32 años, pertenece a un movimiento musulmán vinculado a la Hermandad Musulmana, el grupo islamista que en occidente es percibido como una amenaza a la democracia. Pero no lo creo, agregó. Hay muchas indicaciones de que ese tipo de movimiento sea una parte importante de la solución.
Por reelección
Sirleaf era considerada reformista y pacificadora en Liberia cuando asumió el cargo. Este mes se postula a la reelección y sus oponentes la han acusado de comprar votos y de usar fondos del gobierno para su campaña. Ella niega los cargos. La elección será martes.
Gbowee, que organizó un grupo de mujeres cristianas y musulmanas para desafiar a los caudillos liberianos, fue reconocida por movilizar a las mujeres trascendiendo las divisiones étnicas y religiosas para poner fin a la larga guerra en Liberia.