Que sus hijos sean analíticos, imaginativos y que estén sedientos por aprender, es tal vez el sueño de padres de familia.
Y quizás lo que muchos no saben es que lograrlo no es tarea difícil, tan solo se necesita saber mover las piezas correctas para despertarles el razonamiento.
Para la psicóloga clínica Melissa Céspedes el razonamiento viene desde las teorías de las inteligencias múltiples que pueden ser potencializadas y estimuladas, incluso antes de los cuatro años cuando tienen una gran fascinación por aprender, lo que se justifica por la plasticidad del cerebro.
Añadió que los niños se pueden estimular con juegos que los orienten a construir sus respuestas mediante acertijos, misterios sin resolver y rompecabezas, entre otros.
“Es importante que se entretengan con todo aquello que implique construir. Será más sencillo y el aprendizaje más interesante”, afirma Céspedes.
Según la psicóloga María Ester Flores los padres pueden estimular a sus hijos con sonidos, colores, texturas y con el tacto, ya sea abrazando, acariciando o dándoles un masaje.
“Los bebés para que piensen en su vida interna y externa es necesario el movimiento y los sonidos. Por eso hay que hablarles, cantarles, bailar con ellos, jugar con sus cosas según su edad y darle caricias mientas comen o son amamantados”, precisó Flores.
Agregó que en la etapa preescolar el juego sigue siendo la base para enseñarles a resolver conflictos con otros niños y a comunicar sus emociones.
Si los chicos preguntan, lo mejor es no darles todas las respuestas de inmediato y en su defecto devolverles la pregunta con un ¿qué piensas de eso?, ¿por qué la pregunta? o pedirle una idea para saciar su duda.
“Entre los cero y cinco años es el mejor momento para que reciban amor y nuevos conocimientos. Y están aptos para aprender idiomas en forma natural sin regaños ni exigencias”, dijo Flores.
A su favor
Fomente en sus hijos el preguntar todo: ¿qué es? , ¿ por qué es así’ y ¿cómo lo sabes?.
Inculcar la lectura para desarrollar la escritura y el argumento de ideas. Los padres deben escucharlos.
Deben saber que es imposible no equivocarse y enseñar les que con cada caída se aprende del error sea propio o de otro.