Roxana Zúñiga Quesada, periodista
ropazu@racsa.co.cr

Si algún iluminado escritor creara la gran enciclopedia de los sucesos y la inseguridad, la época que vivimos tendría un capítulo de honor.

Cada día terminamos con dolor de mandíbula por quedarnos con la boca abierta ante tanto hecho sangriento... Ya parecemos la vaca Milagro paseando por la madrugada de San José: con los ojos de incredulidad formando lunas llenas.

La realidad siempre supera la imaginación. Si no me creen, veamos estos ejemplos recientes.

Un hombre, azotado por el demonio de los celos, roció con alcohol la casa de su amante y le tiró un fósforo… casi quema el barrio.

A un trabajador del ICE en Limón lo balearon cuando intentó cortar la luz a unos pobladores que consumían de un medidor ajeno.

Un joven debió chocar a propósito contra un muro para evitar que tres delincuentes le robaran el carro. Otro recibió un balazo cuando iba en el bus, pues tuvo la osadía de mandar mensaje por un celular de ¢100 mil y provocó la codicia y el antojo de unos ladrones.

Una pareja, exhausta de amor y pasión, atropelló a un policía cuando salían de un motel en Alajuela… y ni siquiera se detuvieron para auxiliarlo.

Solo los grandes autores podrían gozar de mejor inventiva para confeccionar el contenido de sus libros.

Cada día los medios llenan sus espacios con los sucesos más crueles e inauditos… pero para la Ministra de Seguridad la inseguridad rampante solo es una percepción. Esa declaración merecería un capítulo exclusivo.