Johannesburgo/DPA. - El mundial ganado ayer por España es imposible de entender sin Iker Casillas, el arquero que ofreció todos los registros posibles: desde heroicas paradas hasta lágrimas en plena final, pasando por un beso televisado en directo.

“Sí, he llorado. Fueron lágrimas de alegría”, confesó Casillas, que en el momento en que su compañero Andrés Iniesta anotó el gol en el minuto 116 se quebró.

“Creo que ha sido lo máximo desde que debuté. Estar aquí diez años y ser el primer español en levantar esta copa no tiene nombre. yo sólo quería levantarla lo más alto posible, porque para mí es un honor, un placer poder levantar esta copa”, explicó.

“Se ha conseguido porque la gente que trabaja en la cantera de la selección ha dado sus frutos ahora, es verdad que bien tarde, pero ha dado su fruto”, destacó.

Casillas fue clave en dos jugadas en las que Arjen Robben tuvo el gol en sus pies.

“El segundo era más fácil”, dijo con modestia el arquero del Real Madrid. “El primero era más difícil porque venía él conmigo, pero hubo fortuna”.

En su sereno diálogo con los periodistas, Casillas llevaba en sus manos una camiseta y un pantalón. “La camiseta es para mi novia, el pantalón, para la gente”.

Casillas habló

“De pequeño siempre veía que Alemania e Italia eran los mejores en los videojuegos. Espero que el del año que viene ya traiga a España como la mejor”.