Un relax. Algunos aprovecharon para tomarse un descanso cuando las piernas ya no daban. Había que reponer fuerzas.
Con “aguilitas”. Estas chicas pagaron ¢1.500 la cerveza para “hidratarse”, un precio un poco elevado.
Llenazo. Así se apreciaba el panorama en horas de la tarde, lo que aseguraría luego un llenazo al cierre.
Músicos. Ellos no son profesionales, pero actuaron como tal en el “stage” Kolbi, donde el público podía tocar los instrumentos musicales.
Cool. La creatividad ante todo, en este caso, este gorrito al estilo esquimal.
Lejos. Entre hieleras este fanático se puso cómodo a la espera de Djörk.
Su agosto. En el área del Bosque algunos aprovecharon para ganarse una extra vendiendo pulseras.
Hasta el fondo. Como si la cerveza se agotara estos chicos se tomaron muy a pecho el Festival Imperial.
Marejada. Al caer la tarde el evento ya daba señales de festival en cuanto asistencia.
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