Viernes 6 de agosto, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Foto ilustrativa/Al Día

Tribuna libre

Estabilidad sin crecimiento

Samuel Yankelewitz B.

Durante mucho tiempo economistas de todas las corrientes de pensamiento se han debatido en si se debe perseguir primero la estabilidad o el crecimiento económico.

Costa Rica es el único país del continente que no ha sufrido una crisis económica en los último cuatros lustros, y seguimos sin sentirla. Bien por ello, pero no hemos sabido dar el segundo paso que nos permita aumentar el nivel de crecimiento en forma sostenida.

Entonces, la pregunta inmediata y obligatoria es ¿de qué forma esperamos disminuir la pobreza y generar mayores y mejores fuentes de empleo, con una economía que no aumenta en forma sostenida su nivel de crecimiento real?.

Esta semana el Presidente del Banco Central de forma responsable y prudente anunció la revisión del programa monetario para lo que resta del 2004 y el 2005. De nuevo, los ajustes se harán a través del mercado monetario, apostando al presente y sacrificando el futuro.

Nos anuncia el Central que la inflación no será de nueve puntos como se esperaba, sino de once ante el aumento de los precios internacionales de insumos como el petróleo y el acero, entre otros. Estos aumentos no solo tienen un efecto inmediato en la factura de importación, sino que genera un efecto en cadena en aquellos productos y servicios que los utilizan como insumos. En síntesis, tendremos más inflación de la esperada, con el consecuente impacto en los costos productivos de las empresas y de los bolsillos de los consumidores.

Por otra parte, la incapacidad de aprobar reformas estructurales y el exceso de liquidez provocado por la caída de los fondos de inversión ha obligado al ente emisor a controlar la liquidez a través de mayores operaciones de mercado abierto, y el aumento en el encaje mínimo legal. Es decir, habrá un aumento de las tasas de interés y en el margen de intermediación en colones, ya de por sí elevado.

La economía no crecerá el 4.5% proyectado inicialmente, sino 3.9% en términos reales, lo que contrasta con el 5.4% del año anterior. Lo positivo, dentro de este panorama, es que las exportaciones (excluyendo la industria de alta tecnología) continúan creciendo al ritmo esperado, y el turismo muestra el mejor año de su historia.

Entonces ¿qué nos espera el año próximo? Si como país no resolvemos los déficits recurrentes (cuenta corriente y fiscal) seguiremos con políticas restrictivas que limitan el crecimiento económico, tal como lo hizo ver el Ministro de Hacienda esta semana. El 91% de los ingresos del gobierno se utilizan para pagar salarios, pensiones e intereses, y sin reforma fiscal, la restricción del gasto parece ser la única salida para el 2005. ¿Y la inversión en educación, salud, seguridad e infraestructura?

El país necesita crecer, producir más para generar mayores fuentes de empleo. No podemos seguir viviendo al día. El BCCR, en forma responsable, está velando por el cumplimiento de la estabilidad y la reducción de las vulnerabilidades internas y externas, y esto es bueno en el corto plazo, aunque insuficiente para el largo plazo. No debemos seguir siendo un país cortoplacista, que resuelve el día pero sin capacidad de generar las condiciones que nos permitan aspirar a mejores niveles de vida en forma sostenida.

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