Viernes 6 de agosto, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Mala experiencia
“El sábado estuve sin sentido y me llevaron a Pavas (al Hospital Psiquiátrico). Ahí me preguntaban que si me quería matar, que si pensaba ahorcarme, creyeron que estaba loco”, dice Reyner, quien ayer volvió a entrenar con Herediano.
Herbert ARLEY/Al Día

“Estar en prisión es horrible”

Reyner dice que lloró, casi no durmió ni comió y perdió el conocimiento mientras estuvo encarcelado

Milton MONTENEGRO

Heredia - Ayer fue un día diferente para Reyner Robinson, un día donde pese a que hizo lo que acostumbra como futbolista, se convirtió en un momento especial.

Reyner valoró y disfrutó la libertad, tras cinco días detenido el atacante manifiesta que vivió la peor experiencia de su vida.

Luego del entrenamiento con el Herediano, Reyner narró frente al estadio Eladio Rosabal Cordero, cómo el tiempo se le hizo eterno, perdió el sueño y hasta el apetito, por eso afirma que a nadie le desea un sufrimiento como el que pasó.

Además:

  • Agradecido
  • “Nunca he pasado un momento tan difícil. Fue una pesadilla, el momento más duro que he vivido, estar cinco días en prisión es horrible, es algo que no debe pasar un ser humano, yo hasta perdí el conocimiento”, asegura Reyner.

    Robinson fue detenido por no presentarse a declarar por un caso que se presentó hace cuatro años, por lo que le impusieron dos meses de prisión preventiva, pero gracias a las gestiones de sus abogados y al pago de ¢200 mil de fianza, el martes recuperó la libertad.

    “No me dieron ganas de comer, es más, no comí nada de lo que me dieron en el lugar, sólo lo que me llevaba Guillermo Campos (Gerente del Herediano).

    “Casi no dormí, porque mi preocupación era salir y volver a jugar, pero me sentía impotente porque nada podía hacer”.

    Reyner añade que lo más difícil lo vivió el primer día y después cuando le anunciaron los dos meses de prisión preventiva.

    “Creí que entraría y saldría, pero cuando leí lo de la prisión preventiva, pensé “qué pasa”. Qué sucedió. Me dije uno o dos días me los aguanto, pero no puedo dormir en el suelo durante un periodo tan largo”.

    Sin sentido

    El futbolista, quien considera que fue injustamente encarcelado, hace una pausa en su relato, levanta la mirada al cielo y luego recuerda que el sábado perdió el conocimiento.

    “Ese día estuve sin sentido durante varias horas y en la noche me trasladaron al hospital, después me llevaron a Pavas (al Hospital Psiquiátrico). Ahí me preguntaban que si me quería matar, que si pensaba ahorcarme, creyeron que estaba loco, pero les respondí que únicamente quería salir”.

    Según el atacante, lo que originó sus penas se presentó hace cuatro años en el Centro Comercial Plaza Heredia.

    “En esa ocasión hubo un pleito, pasé por el lugar y me acerqué porque observé que estaba Floyd Guthrie y por error nos confundieron, creo que con alguien que hizo disparos. Días atrás me detuvieron porque dicen que no fui a declarar, según ellos no me localizaron porque cambié el domicilio.

    “Pero saben que me pueden encontrar en Desamparados, en Limón o en el club, por dicha ahora estoy libre y solo debo presentarme a firmar cada 15 días”.

    Reyner manifiesta que la experiencia le ayudará a cambiar, pero aclara que no es un fiestero.

    “Pensé en todo y por eso cambiaré mi forma de ser, aunque esto no quiere decir que me porto mal, pero estaré más tiempo en la casa. Leí la Biblia y encontré al señor (Dios), por eso quiero dedicarme al fútbol en paz”.


    Agradecido

    Las palabras no le alcanzan a Reyner Robinson para mostrar lo agradecido que se encuentra con quienes le tendieron una mano, sobre todo se refiere a los dirigentes del Herediano.

    “La dirigencia del club0 se portó a las mil maravillas y por eso estoy en deuda con ellos.

    “Los ¢200 mil que pagaron para obtener la libertad me los rebajarán del salario, pero eso no importa, lo fundamental es que estuvieron a mi lado”, dice Reyner.

    Robinson añade que el gerente Guillermo Campos fue uno de los que más estuvo pendiente de su situación.

    “Estoy muy contento, gracias a Dios todo salió bien. También le agradezco a “Memo” Campos (Guillermo), quien me colaboró en todo, fue como mi padre”.

    Ayer Reyner entrenó como lo ha hecho en sus años de futbolista y nunca llegó a pensar lo lindo que es jugar y correr tras el balón.

    “Disfruté de la gente y de un ambiente distinto. Además me sentí muy bien con los compañeros, quienes junto al profesor (Rónald Mora) me dieron la bienvenida”.

    Robinson sonrió, sus blancos dientes evidenciaron toda su felicidad.

    Ayer volvió a ser el Reyner de siempre, bromista y amable. Ayer vivió un día especial.

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