Viernes 6 de agosto, 2004. San José, Costa Rica.



 

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Dolor por siempre
Ana María Granados, madre de Tommy Zúñiga, recalcó que una madre jamás puede olvidar la pérdida de un hijo y “menos bajo estas circunstancias”.
Carlos LEON/Al Día

Parientes objetan sentencia

Fallo por triple atropello en Pavas

Rodolfo MARTÍN

Con lágrimas en los ojos y voces de malestar reaccionaron ayer en los tribunales de San José, familiares de las víctimas de un triple homicidio culposo ocurrido el 7 mayo del 2001.

Las manifestaciones surgieron luego de que el Tribunal de Juicio, responsabilizó a Yebrin Campos Chaves de las muertes de Rebeca Yaomi Pasaperas Quirós,Tommy Zúñiga Granados y Lídier Delgado Cordero, de 4, 21 y 19 años, respectivamente.

Además, durante el accidente, ocurrido cerca del correo en Pavas, también resultaron con lesiones graves Roberto López Cascante y Érick Solís Abarca, cuyas edades no trascendieron.

Campos fue sentenciado a cinco años de cárcel y a unos ¢23 millones en indemnizaciones por el Tribunal que integran Fressy Jiménez, Sonia Sandí y Johnny Mejía.

El conductor, no tenía licencia, conducía ebrio y a exceso de velocidad, según la acusación del Ministerio Público.

Además:

  • Duelo y separación
  • “Acudimos al juicio por un mero trámite porque, en lo esencial, no había nada que me devolviera a mi hijo. Incluso, Dios sabe que no le guardaba rencor al acusado. Sin embargo, ahora reacciono con dolor y enojo al saber que solo le dieron cinco años”, declaró Ana María Granados Calderón, la madre de Zúñiga.

    Ella, al igual que otros parientes , adelantaron que irán a las instancias necesarias para que esta pena sea revisada.

    Una acción similar, pero en sentido contrario iniciará Humberto Méndez, defensor del acusado.

    A su juicio, su cliente debió ser encausado solo por el homicidio culposo de la niña Pasaperas, dado que los otros fallecidos también viajaban en el auto y debieron ser coimputados y no víctimas.

    Méndez piensa que su cliente debe ser sentenciado a un máximo de tres años.

    Campos departía con unos amigos esa tarde de mayo cuando, sorpresivamente, decidieron hacer una colecta para comprar carne para “bocas”.

    Y fue así como abordó un auto para ir a conseguirla.

    Lo acompañaron Zúñiga, Delgado, López y Solís. Asimismo, Sandro Sánchez Madrigal y Jefry Leonardo Aguilar Ramírez.

    Al enrumbarse hacia la carnicería, por la calle principal de Pavas, en sentido oeste-este, Zúñiga le pidió parar para ir a su casa.

    Campos y el resto siguió hacia la carnicería, pero al llegar estaba cerrada por lo que dio la vuelta y regresó por la misma vía.

    En un momento dado vio que Zúñiga caminaba por la acera y con la intención de hacerle una broma se dirigió hacia él a toda velocidad.

    “Sin embargo, como conducía a una velocidad excesiva y ebrio, perdió el control del del vehículo”, atropelló a Zúñiga y le arrebató de su mano a Grettel Quirós Hernández a su hija Rebeca, de 4 años.

    Ambos murieron en el sitio.

    Acto seguido, y producto de la intempestiva acción, Delgado, quien ocupaba el asiento del acompañante del conductor, salió despedido por el parabrisas y también murió por el accidente.

    López y Solís resultaron con fracturas, golpes y heridas de consideración, que ameritaron no solo incapacidades, sino que, incluso, pérdidas permanentes de facultades.


    Duelo y separación

    Tenía 4 años.

    Esa tarde, la del 7 de mayo del 2001, Rebeca Yaomi Pasaperas caminaba agarrada de la mano de su madre, Grettel Quiros Hernández y la de su hermanita menor Katherine.

    Era muy alegre. En ese momento cantaba la canción de “Barny” mientras, ocasionalmente, daba un pequeño salto sobre la acera.

    Las tres venían de Lomas de Río, donde acababan de guardar un taxi.

    En un instante, la madre sintió que se la arrebataron de la mano. Un carro la había atropellado.

    La muerte fue inmediata.

    La pérdida de esa niña, pero sobre todo el recuerdo de su alegría, afectó a Gretel, quien nunca más pudo volver a pasar por ese sitio. Ella se vio obligada a mudarse a San Miguel de Desamparados.

    Los recuerdos la siguieron persiguiendo y desde hace dos meses busca en Palmar Norte la paz perdida.

    A Ana María Granados, la madre de Tommy Zúñiga le ocurrió igual. “No soportba pasar por el lugar del accidente. Vendí la casa, prácticamente, la hice regalada y me fui para Limón. Algunos hijos me sigueiron, otros se quedaron en Pavas. ¡La familia se desintegró!”. dijo.

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