Viernes 14 de mayo, 2004. San José, Costa Rica.



 

Butaca 1

Monstruos

Leonardo Perucci

Santiago de Chile– Profunda desazón provocan las imágenes de la película Monstruo, cuya protagonista, la actriz sudafricana Charlize Theron, ganó recientemente el Óscar como mejor actriz.

La historia de una prostituta de las autopistas de Florida que deviene en lesbiana y, por último, en una aterradora asesina en serie, nos provoca una reflexión profunda y exhaustiva al conocer la historia (verídica, por lo demás) de Aileen Wournos, que fue ejecutada por la justicia norteamericana luego de asesinar a 6 hombres.

La historia de este “monstruo” se inicia cuando ella relata que fue violada a los 8 años, que su padre no le creyó, que desde los 13 años ejerció la prostitución y que, cuando fue golpeada y violada por uno de sus clientes, se transformó en una peligrosa asesina en serie.

Nos impacta el odio que, a partir de su traumática violación cuando era una niña, puede desarrollar un ser humano. Una bofetada recibe el público cuando, al ser encontrada culpable y condenada a muerte, le grita al juez: “Malditos todos, ¡cómo usted va a condenar a una mujer que ha sido violada!

Creo que esta historia debe provocarnos una profunda reflexión acerca, primero, del cuidado que debemos tener con nuestros niños, para, después, preguntarnos: “¿Es nuestra legislación lo suficientemente dura con quienes cometen este abominable crimen? Un crimen muchas veces ocultado y, lo que es peor, puesto en duda por quienes tienen que ejercer justicia.

Recuerdo que uno de los principales inculpados en un asesinato fue acusado de violación por una menor. Cuando el caso iba a ser llevado a juicio, la acusadora desistió. ¿Qué habrá mediado para que eso sucediera?

Siempre hablamos de que “los niños son el futuro de la patria”. Yo los invito a redoblar esfuerzos para eliminar esta lacra de nuestra sociedad, que ningún maquillaje puede cubrir. Prevención y penas realmente ejemplares para los culpables. Hablar sin temores de estos temas en la mesa, en la escuela, desde el púlpito de una iglesia (los honestos), y a través de la prensa escrita y la televisión.

Nunca serán en vano los esfuerzos que hagamos para proteger a nuestros niños.

Los privados de libertad tienen una sanción ejemplar para los violadores. Averígüenla, se la dejo de tarea.

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