Lunes 4 de octubre, 2004. San José, Costa Rica.


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Interés superior
En el fallo, el Juzgado de la Niñez y Adolescencia no valoró la orientación sexual del interesado, sino las condiciones en que mejor se desarrollaría el niño.
José RIVERA/Al Día

Fallo causa polémica

Resolución que dio custodia de menor a travesti

José Ricardo CARBALLO

El reciente fallo del Juzgado de Niñez y Adolescencia puso fin a la disputa legal protagonizada por Luis Gerardo Mairena, un ciudadano travesti, que quería lograr la custodia de un niño de 10 años.

Sin embargo, la resolución judicial marcó el inicio de un nuevo conflicto en torno al concepto tradicional de familia.

Mientras unos abogan por estudiar cada caso en particular, con base en el bienestar del menor involucrado, otros afirman que la resolución sienta un precedente para que otras personas homosexuales reclamen el mismo derecho.

El pasado 24 de setiembre, la jueza de familia Milagro Rojas resolvió a favor de la declaratoria de abandono del menor y dejó a Mairena como depositario judicial.

Así lo resolvió Rojas tras determinar que los padres biológicos del niño incumplen los derechos y deberes de la patria potestad.

Además:

  • “Quiero que sea un hombre profesional”
  • “Don Luis Gerardo ha asumido el niño como si fuera su hijo y le ha solventado las necesidades físicas, materiales, afectivas y espirituales”, señaló Rojas.

    Esto fue confirmado por Mairena, quien este sábado le dijo a Al Día que lo más importante es que el niño encontró amor después de ser abandonado cuando tenía apenas cuatro meses de nacido (vea recuadro).

    Además, el menor manifestó a la jueza que “yo me siento bien, me gusta vivir con él, no me gustaría vivir en ningún otro lado...”

    Consultada por Al Día, el martes pasado, la ministra de la Condición de la Niñez, Rosalía Gil, avaló el fallo al afirmar que se emitió pensando en lo mejor para el pequeño.

    “Pero no debe generalizarse, cada caso debe estudiarse de manera individual y particular a partir del interés superior del niño”, puntualizó Gil.

    “Niños no mienten”

    Con la Ministra coincidió Marlene Abarca, abogada penalista y defensora de Mairena.

    “Los niños no mienten. Él ha recibido el amor, el abrigo, la comida y todos los cuidados que le ha brindado Mairena, a quien ve como papá y mamá. Vive como un rey, en el hogar no abundan las cosas, pero tiene todo lo necesario”.

    Para Abarca no se sienta un precedente, pues se trató de una situación especial, en la que estaba de por medio la vida de un ser humano.

    Francisco Madrigal, director ejecutivo del Centro de Investigación y Promoción para América Central de Derechos Humanos (CIPAC), opinó que la resolución del juzgado es un gran paso en la lucha por hacer valer la Constitución, que garantiza la igualdad de todos ante la ley.

    “Se establece que no debe negarse el derecho de custodia por motivos de orientación sexual.

    Es un fallo importante para que en este país, donde existe mucha discriminación, se avance hacia la legalización de las uniones de personas del mismo sexo”.

    Sin embargo, la decisión judicial también ha levantado voces de rechazo en algunos sectores.

    Pedro Beirute, especialista en Derecho de Familia, aseveró que la resolución abre un peligroso portillo.

    “Quiero ver qué van a hacer los tribunales con el montón de peticiones que van a venir. El juzgado debió aclarar que la resolución se daba a modo excepción, y que cada caso debe valorarse para no atentar contra los valores familiares tradicionales”, señaló.

    Concepto manoseado

    Aunque aseguró ser consciente de la falta de afecto con que creció el niño, Beirute dijo que no hay concepto “más subjetivo y manoseado” que el interés superior del menor, incluido en la Convención sobre los Derechos del Niño y el Código de Familia.

    “Si un niño crece entre drogadictos o alcohólicos y lo protegen, él se va a sentir bien, entonces el interés superior del niño sería seguir creciendo en las mismas condiciones”, dijo.

    Un criterio similar expresó Sixto Porras, director de Enfoque a la Familia, quien se cuestionó si el menor contaba con todos los elementos y la madurez para emitir un juicio concluyente.

    “Debieron evaluarse otras opciones acorde al ordenamiento jurídico y sopesando el interés supremo del niño que tiene el derecho inalienable de crecer con un papá y una mamá”, afirmó.

    Beirute opinó que es muy delicado que una entidad como el Patronato Nacional de la Infancia no haya tomado una decisión oportuna, para haber ubicado al niño, desde pequeño, en otro lugar.

    Abarca respondió que el retraso se justifica. “El PANI le dio una atención especial, estuvo buscando alternativas para que creciera en un hogar normal, pero al final se inclinó por la mejor opción”.


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    Para adelante
    “Nadie me da nada, nadie me ha ayudado, lo único que han hecho es criticarme, pero aunque no tengo dinero, tengo mucha paz en el corazón y espíritu de lucha”, dijo Mairena, el sábado a las 12:30 p.m.
    Allen CAMPOS/Al Día

    “Quiero que sea un hombre profesional”

    Más que como un triunfo o un gran logro personal, Luis Gerardo Mairena percibe la decisión judicial como el reflejo de la voluntad de Dios, que le permitió demostrar que la orientación sexual no es obstáculo para salvar la vida de un niño.

    “Es una lección para un montón de personas que se creen sabias. Para Dios no hay religión, no hay orientación sexual. A todos nos ama y a todos nos ve igual”, comentó el sábado al mediodía, en el comedor de su casa, en Purral de Goicoechea.

    A su lado, el pequeño juega con carros y muñecos, atento a la conversación, interviniendo con timidez, asintiendo a las palabras de Mairena (como le gusta que le llamen)

    La madre biológica abandonó al pequeño desde los 4 meses de nacido por padecer de convulsiones y desnutrición severa.

    “Yo nunca me imaginé que me iba a aparecer un niño enfermo, que me iba a desvivir, que yo iba a dormir en una banca de hospital, que no podía tomarme un café por el temor a que no me alcanzara la plata para la medicina. ¡He pasado unas...!”

    Y aunque cuando el niño cumplió 4 años, la madre lo demandó por sustracción de menores y se lo quitaron durante 3 meses, Mairena nunca temió perderlo porque sabía “que salvarle la vida a un niño no es un delito”. Sin embargo, para demostrarlo tuvo que pagarle ¢5 mil a la progenitora.

    Agregó que las críticas que ha recibido se deben a que vivimos en un país homofóbico, donde mucha gente vive bajo el temor de qué dirán y prefieren tirar un hijo a la calle.

    “Yo sufrí el abandono de mis padres por mi condición. He pasado un montón de cosas, y como persona adulta y responsable que soy, no quiero que él las pase”.

    Para él, en estos momentos, lo más importante es cerrar este duro y largo capítulo de una historia que ahora entra en una nueva etapa. No se trata del proceso de adopción, pues admite que ya fue suficiente, sino del futuro de su “hijo”

    “No quiero vivir del pasado, quiero salir adelante. Tengo que recuperar todo lo que invertí en él, ya viene sexto grado, viene el colegio, viene la adolescencia.

    “Quiero que sea un hombre profesional, que el día que se case tenga con qué mantener a sus hijos, eso es lo que quiero para él”.

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