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Imagen ilustrativa/Al Día
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Vistazo
Compromiso con la democracia José Luis Vega Carballo
Hemos visto en los últimos meses un grave deterioro político, mezcla de crisis de confianza y legitimidad, que ha puesto en entredicho la credibilidad en nuestro régimen democrático.
Sin embargo, reconforta recibir una declaración en la que 36 diputados reafirman su fe en la democracia, lealtad para con la institucionalidad pública, el diálogo respetuoso y la consulta permanente, el Estado de derecho, la solución pacífica de los conflictos, la estabilidad macroeconómica, la responsabilidad fiscal y el crecimiento sostenido de la economía.
Asimismo, la equidad en la distribución de las oportunidades, la reducción de la pobreza, la transparencia en la toma de decisiones, el rendimiento de cuentas en el ejercicio de la función pública y la vigencia del interés general sobre los intereses sectoriales.
No está de más ese compromiso de una sustancial mayoría parlamentaria, pues fortalece nuestra creencia en que los problemas deben –y pueden– resolverse con más y mejor democracia, sin aplicar fórmulas dogmáticas y autoritarias que, si predominan, podrían violentar las bases de la convivencia pacífica, paralizar aún más las instituciones e imponer soluciones cuestionables, mediante presiones y otras formas de violencia.
El país debe evitar los métodos antidemocráticos e incivilizados, producto de la defensa recalcitrante de intereses particulares, si aspira a tejer acuerdos justos y sostenibles en beneficio de los intereses nacionales y de las grandes mayorías ciudadanas.
Las minorías y otros actores deben entenderlo así, y dejar de lado las rigideces y los apegos irrestrictos a intereses sectarios, que desconciertan al país, desestabilizan a la democracia y los poderes públicos, y generan fundadas dudas acerca de la lealtad de esas minorías hacia ella.
Por eso, resulta difícil entender por qué la fracción del Movimiento Libertario no firmó el compromiso con la democracia, mientras sí lo hicieron todos los demás diputados del Bloque Patriótico, Renovación Costarricense, Auténtico Herediano, PAC, PLN y PUSC.
Con esa acción, los libertarios no envían una señal positiva a una ciudadanía aún creyente en la superioridad del sistema democrático para resolver diferendos, superar conflictos, y buscar salidas a la crisis con unidad en diversidad, diálogo, negociación, respeto y tolerancia.
Los libertarios deben explicar al país, sin tapujos ni medias tintas, en qué consistió esa profesión de fe antidemocrática por omisión, a qué responde esa actitud cuestionable, que arroja dudas sobre sus intenciones dentro del debate y la lucha política nacionales.
Así nos aseguraríamos de que las acciones libertarias se apegarán al juego limpio, leal e inclaudicable a favor de la democracia, alejándose de las soluciones dogmáticas, irracionales e ilegítimas, en las que puede caber el uso del cinismo, la mentira y la fuerza, bajo el maquiavélico y perverso principio de que, en la vida política, el fin justifica los medios.
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