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DESESPERACIÓN Un niño haitiano lloraba ayer, mientras clamaba por agua y alimentos frente a una iglesia de la norteña ciudad de Gonaives, devastada por la tormenta Jeanne. AP/Al Día
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Hambre y sed en Haití
Gonaives, Haití/AP. Hambrientos, sedientos y cada vez más desesperados, los habitantes de varias ciudades de Haití comenzaron ayer a incendiar llantas como protesta y se atacaban los unos a los otros presas de pánico ante la escasez de alimentos y agua.
En tanto, algunos trabajadores batallaban para sepultar a cientos de víctimas de la tormenta tropical Jeanne.
Más de 1.100 personas han muerto, 1.250 se encuentran desaparecidas y la cifra seguía aumentando ayer, aproximadamente una semana después de que pasó la tormenta por esta nación pobre del Caribe.
Cientos de personas lograron superar una barrera de madera para poder ingresar a la única clínica que funcionaba para recibir tratamiento, pero apenas un solo médico estaba en el lugar el jueves por la mañana.
Algunos residentes estaban tan desesperados por deshacerse de los cuerpos putrefactos, que comenzaron a sepultarlos en los patios traseros de sus casas.
Trabajadores de salud temían que surgieran epidemias por los cadáveres sin sepultar de personas y animales, los inoperantes servicios de alcantarillado, la falta de agua potable y las infecciones para los heridos.
“Transportar agua potable a Gonaives es una pesadilla logística#, señaló Abby Maxman, director local de la organización humanitaria CARE.
El Hospital General principal está clausurado, los suministros médicos se están acabando y algunos camiones no han podido llegar hasta Gonaives debido a que las carreteras fueron arrastradas por las inundaciones o se encuentran bloqueadas con escombros.
Aproximadamente 300 mil personas carecen de hogar en la provincia noroccidental de Haití, que incluye al puerto de Gonaives.
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