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Ayer se entregaron donaciones de ropa y agua en Naranjales de Sarapiquí, uno de los lugares más afectados por las inundaciones. Las autoridades realizan un estudio en cada familia para conocer la cantidad de alimento que necesita cada una. Abelardo FONSECA/Al Día
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Desconcierto en Sarapiquí Marcela DELGADO, corresponsal mdelgado@aldia.co.cr
Sarapiquí.- No alcanza el agua, la comida, ni la ropa. Los caminos quedaron erosionados, hay puentes destruidos, los centros educativos están repletos de barro y la clínica perdió millones en equipo.
Estas son las primeras consecuencias que quedaron al descubierto, una vez que disminuyó el agua de los ríos en Sarapiquí.
Pese a los esfuerzos por llevar ayuda y esperanza a las 2 mil familias afectadas por las inundaciones en ese lugar, el gobierno local reconoce que no posee el dinero suficiente para reparar los daños.
Según un estudio del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), las perdidas en Sarapiquí, solo en caminos, suman más de ¢2.871 millones.
El caos con las vías principalmente se da por la erosión y destrucción de caminos, así como pérdidas totales de la mayoría de puentes.
"No hay un cinco, lo poco que poseíamos, ¢200 millones, de los recursos de la ley 8114 para el arreglo de caminos, ya están prácticamente comprometidos", aseguró ayer el alcalde de Sarapiquí, Pedro Rojas Guzmán.
La medida por la que el edil apuesta en este momento, es conseguir que el MOPT apruebe que una cuadrilla de Obras Públicas permanezca en Sarapiquí, reparando caminos. Además, obtener un contrato a través de la CNE y la Contraloría General de la República, para el alquiler de una niveladora. Los caminos que son prioridad son los de Finca Agua, Finca 11, Las Vegas, Finca 10 y Palmar.
En el área social, Rojas indicó que aún no se cuantifican las pérdidas. Lo único manejado hasta el momento es que existen 50 viviendas destruidas y 2.000 familias (cerca de 8 mil personas), principalmente en los sectores de Puerto Viejo y Naranjales.
Rojas dijo que el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y el Gobierno se comprometieron a dotar de vivienda a las personas afectadas, pero hasta el momento desconoce que "hayan hecho algo".
En salud, solo en la clínica de Sarapiquí, el conteo de daños va por los ¢112 millones.
Insatisfechos
Durante los últimos días, decenas de personas hacen fila frente a la sede de la Cruz Roja de Sarapiquí para pedir que les regalen ropa y comida, ya que en muchas comunidades, los camiones no entran aún para dar las donaciones o, en algunos casos, la ropa que brindan está muy deteriorada.
Según informó la Cruz Roja, la gran cantidad de bolsas de ropa y víveres que permanecen ahí no se les puede entregar todavía, pues, todo lo donado, debe ser repartido por camiones, con órdenes de la Comisión Nacional de Emergencia.
Esta situación causa el enojo de los damnificados, como Janette Arroyo, vecina de Trinidad de Sarapiquí, quien permaneció ayer más de tres horas, con su bebita de un mes en brazos, discutiendo con los miembros de la Cruz Roja para que le dieran una bolsa de ropa o algo para comer. "Yo lo perdí todo, cocina, sillones, ropa, electrodomésticos y comida. En mi casa, al agua le faltó como un metro para llegar hasta el techo. El camión con donaciones entró el fin de semana a mi comunidad y apenas nos dieron unas cositas que para peores, estaban muy deterioradas, jamás se podían utilizar", aseguró la señora.
Igual le sucedió ayer a Dionisio Araica, de Yacaré, quien solicitaba una bolsa de víveres para comer en su casa. Por las inundaciones su trabajo en una finca está varado.
"Aquí en la Cruz Roja todo está lleno de donaciones y no nos dan nada. Además, las visitas en las comunidades son muy cortas y reparten poco", comentó enojado Araica.
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