Martes 29 de marzo, 2005. San José, Costa Rica.



 

Imágenes del juego Costa Rica-Panamá

Tribuna libre

Mejor con China

Carlos Freer

Si no me equivoco, la denominación de los días referentes a la Pasión de Cristo no se limita a llamarlos Lunes Santo, Martes Santo, etc. En la semana trasanterior fueron Jueves de Dolores, Viernes de Dolores y así por el estilo. En ésta en que estamos, se denominan días de "Resurrección". Por lo tanto, hoy es Martes de Resurrección.

Y, obviamente, hay que examinar qué está resucitando en este bendito país. Está resucitando la costumbre de formar coaliciones o alianzas (como las llaman ahora) de los partidos políticos. Está resucitando la idea de mantener al PLUSC en el poder. Aparentemente está resucitando la izquierda. También están en plan de resurrección el fenómeno de "El Niño" y (espero) el Cartaginés.

Pero los que sí parecen estar en plan de resurrección a lo grande son el Plan Fiscal y el famoso TLC con los Estados Unidos.

Los empresarios, por supuesto, se han quedado calladitos con el Plan Fiscal. Y nosotros, el resto de los mortales, también, pues no sabemos cómo diantres nos va a ir con la voracidad del fisco, que nunca es tan voraz con los que de verdad tienen, pero sí se ensaña con el resto.

En cambio, un día sí y otro también, los empresarios pugnan por la aprobación del TLC en la Asamblea Legislativa. De puro principio, a mí no me gusta que el TLC sea a perpetuidad. ¿Por qué no 10 años, 20 años o algo más sensato? Otra cosa que no me gusta es que los diputados no le puedan cambiar ni una coma (¿diay?).

Y me preocupa lo que tiene que ver con los genéricos, el ambiente y las propiedades intelectuales. Tampoco me agrada que -según parece- el 80 por ciento de su articulado se refiere a asuntos que nada tienen que ver con el libre comercio.

Por su parte, quienes lo favorecen, alegan que no podemos dejar la oportunidad de tener entrada al mayor mercado del mundo para nuestros productos. Que va a generar muchísimo empleo. Que nos podemos convertir en los verdaderos fenicios de este siglo.

Pero, últimamente, en lo que se está poniendo mayor énfasis es en el hecho de que, sin TLC, China nos va a comer vivos. Nos va a hacer verdadero polvo.

No obstante, ya salió la mayor réplica: China nos va a hacer polvo con TLC o sin TLC, pues a ese gigante en trepidante despertar ya nadie lo detiene.

Entonces, dentro de mi infinita ignorancia, ingenuidad y como desconocedor de temas tan peliagudos, me pregunto: ¿Y por qué, mejor, no firmamos un TLC con China?

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