Paradero de delincuentes que intentaron robar es un misterio

¿Están seguros La Negrita y su templo?

Cartago. - Delincuentes que intentan entrar a robarse a La Negrita, ladrones que se aprovechan del descuido de los fieles, otros que tachan carros y menores vendiendo chances en el templo. Este es el ambiente dentro de la basílica de los Ángeles y fuera de ella.

Y es que el santuario de la Virgen casi fue blanco de un robo, la madrugada del viernes 23, por parte de una banda que no logró su objetivo, pero tampoco pudo ser atrapada por la policía.

Debido a ese hecho, el Ministerio de Seguridad y el OIJ han tomado medidas para reforzar la vigilancia, según indicó el cura párroco, Jorge Solórzano.

El sacerdote informa que están valorando poner cámaras y contratar un trabajo de inteligencia para decidir cuáles son las medidas idóneas para resguardar el tesoro de los costarricenses. Mientras, la Fuerza Pública redobló, a cinco, el número de oficiales que brindan seguridad al templo, varias patrullas hacen rondas y se clausuró la entrada por la que ingresaron los ladrones.

Actualmente, la basílica cuenta con un guarda propio, sistemas de alarmas de sonido, y sensores colocados alrededor de la imagen y en otras áreas del templo, que son monitoreados por una empresa de seguridad privada.

Hurtos mientras rezan

No solo en la madrugada, la basílica se convierte en casa de los ladrones.

Cada fin de semana, varios de los siete mil fieles que llegan a pedir por un milagro y dar las gracias por otro, han perdido abrigos, carteras, cámaras y otros objetos, mientras oraban de rodillas o iban a comulgar.

Solórzano dijo haber recibido esas quejas, y otras, sobre la venta de chances, por parte de niños, en la iglesia.

El capitán de la Comandancia de Cartago, Alejandro Pérez, comentó que, cuando se han presentado esos casos, recogen la lotería, le dan parte al PANI y llaman a los papás para que vayan a recoger a los menores.

Los feligreses también se quejan de los gritos de quienes venden estampas, botellas de agua y otras mercaderías fuera del templo cartaginés.

Ante eso, Pérez dijo que le propuso al cura pintar una franja amarilla, a unos 25 metros de la entrada de la basílica, para que los vendedores se coloquen a mayor distancia y los fieles no vean interrumpidas sus oraciones.

Comentó que además se han presentado hasta 12 tachas de carros en dos meses, en los alrededores de la basílica.

"Hemos reforzado la vigilancia y, en este mes, se ha presentado nada más que una tacha. No puede haber un policía en cada banca, aunque el que está a la par podría ser un ladrón", agregó.

Según el padre Solórzano, la seguridad en la basílica debe responder a un plan integral, en el que participen municipalidad y autoridades judiciales. Añadió que el templo no guarda tesoros. "Las cosas de oro que regalan los fieles, se funden para retocar el resplandor de la Virgen o se venden para obras de bien social. ¿Para qué guardar riquezas cuando hay injusticia en las calles?", comentó. Según el cura y el policía, lo más prudente es mantener vigiladas sus pertenencias y estar "ojo al Cristo", pues es claro que no solo a rezar se llega a Cartago.

¿Qué se hizo el ladrón?

La madrugada del 23 de setiembre, por primera vez y desde el altar, La Negrita vio entrar a policías armados a su santuario. Eran agentes del OIJ que, desde tres días atrás, manejaban información de que una banda, entre cuyos integrantes hay dos delincuentes de larga trayectoria, robaría la caja fuerte y la imagen de la patrona de los costarricenses. Los oficiales hasta escucharon a alguien picando una pared al costado sur. A esas alturas, los agentes desconocían por dónde había ingresado; más tarde, descubrieron levantada una tapa de concreto, tipo alcantarilla, que da a un túnel de mantenimiento.

Sin embargo, ante la presencia de una patrulla que hacía su ronda habitual, y desconociendo el operativo del OIJ, la banda abortó el plan de robo.

"Ese grupo es una amenaza"

Jorge Solórzano

Cura párroco de la basílica

¿Qué reacciones ha desatado el intento de robo?

De sorpresa, porque la gente tiene la impresión de que la basílica es un lugar muy resguardado, y de dolor, pues no se espera que se irrespete lo que para nosotros es sagrado.

¿Reforzaron la seguridad?

Sí. Casi todos los días me reúno con el Ministerio de Seguridad para escuchar sugerencias, y hasta he conversado con el director del OIJ. Estamos valorando más sistemas, aunque cuestan mucho dinero.

La basílica debe de recolectar mucha plata, ¿o no?

Bueno, no tanta, si se toma en cuenta que una iglesia como ésta tiene 35 empleados.

¿Cómo ve que algunos policías dicen no tener claridad de que se haya dado el intento de robo?

No comparto ese criterio. Una institución tan seria como el OIJ no va inventar una fantasía de la nada. Ellos nos han dado la certeza de que tenían información respecto de que ese grupo iba a robarnos.

¿Le preocupa que no los hayan capturado?

Uno está interesado en que este grupo sea localizado, pues no deja de ser una amenaza, pero, a como son ahora los delincuentes, ¿de dónde no se escapan?