Desde mi espejo

Tamales y renos

actriz

Hace unos días, vi en una esquina a un hombre que ofrecía burdas figuras de renos, y pensé que los símbolos navideños son tradiciones romanas, celtas y germánicas.

En la celebración litúrgica de Navidad, que apareció en Roma hacia el año 330, confluyeron costumbres y ritos paganos precristianos de adoración a sus deidades, como, por ejemplo, la fiesta romana del “sol invictus” (nacimiento del sol) y las “saturnales” (tiempo de intercambio de regalos), ambas entre el 17 y el 25 de diciembre y el Año Nuevo, que incluía obsequios, felicitaciones, iluminación de las casas y fuegos encendidos por las noches en las calles.

En cuanto al árbol, en el antiguo Egipto y en China ya se lo adornaba con manzanas y papeles de colores, pues era signo de vida.

Pero el que no calza para nada en Latinoamérica es Santa Claus, que fue el obispo San Nicolás de Bari, en el siglo 14, famoso por sus obras de caridad y justicia, cuya imagen se usa hoy en día para vender cualquier cosa, y casi nadie recuerda su verdadera historia.

El Santa Claus moderno se mudó de su tierra de origen al Polo Norte, de donde viene en trineo y rodeado de renos, transpirando en las navidades calurosas de nuestras tierras.

Corresponderían más a éstas sólo el pesebre y una carretita con bueyes, llena de tamalitos, como ofrenda al nacimiento del Niño Jesús.