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Buenos Aires de Puntarenas Mujer vino a pasear al país y su hijo la descuartizó Catalina Delgado, de 62 años, tenía cuatro días de haber llegado de Estados Unidos Erick Carvajal M., enviadoRodolfo Martin ecarvajal@aldia.co.cr
La Puna de Biolley.- Un hombre de apellido Delgado, de 39 años, descuartizó con un machete a su madre, Catalina Delgado, de 62, la madrugada del domingo pasado, en La Puna de Bioley de Buenos Aires de Puntarenas. El cuerpo de Delgado fue encontrado ayer, a las 9 a.m., por varios vecinos que salieron a buscarla, luego de que los familiares de la víctima la dieran por desaparecida. La mujer estaba descuartizada, totalmente desmembrada, y cubierta por unas latas de zinc cerca de las raíces de un árbol de nance, a seis metros de la casa de su hijo. Delgado había llegado al país, el miércoles pasado, procedente de Washington, Estados Unidos, donde vivía con una hija y ahí cuidaba a sus nietos. La captura del asesino se hizo en la clínica de Buenos Aires, por parte de efectivos de la Fuerza Pública. Anoche, a las 8, todavía permanecía en las celdas de dicha delegación policial. De regreso a su tierra Catalina Delgado llegó al aeropuerto Juan Santamaría y la fueron a recibir su hija Gerardina Delgado, su yerno Pedro Castillo y el responsable de su muerte. Según explicó Castillo, antes de ir a La Puna de Biolley, pasaron dos días en la casa de Gerardina, en La Aurora de Heredia. El sábado pasado, viajaron a Pérez Zeledón, ya que Catalina quería visitar a su hermana Ana, que vive por la bomba Gasotica. "Estamos sorprendidos, porque él siempre se mostró contento, feliz, pues su mamá había llegado al país", afirmó Castillo. El domingo, decidieron irse para La Puna, a unos 170 kilómetros de San Isidro. "En esa casa viven sus hijos José Alberto y quien le quito la vida", comentó Castillo. Agregó que el domingo, a las 10 p.m., José Alberto decidió irse a dormir a la casa de Gerardina, quien tiene una finca cerca de ahí, pues estaba pasando mucho frío y no tenían suficientes cobijas, manifestó el yerno. Ayer, a las 7 a.m., Gerardina subió a la casa de sus hermanos a buscar a su madre, pero no encontró a nadie, por lo que se devolvió a avisarles a los demás, pero con un mal presentimiento. Minutos después de que ella llegó, arribó también su hermano, el asesino. Estaba agresivo y, al preguntarle dónde estaba la mamá, dijo: "Si quieres te llevo donde la tengo amarrada".
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