Afirma que imputado se lo confesó para luego pedirle ayuda

Testigo dijo que Burgos tenía cuerpo de Maureen en la sala

Con algodones, la cabeza envuelta en una bolsa plástica y sobre una alfombra

Anthony Calderón, un testigo clave de la Fiscalía en el juicio por la muerte de Maureen Hidalgo, declaró ayer por la tarde en los Tribunales de San José, que Luis Fernando Burgos le contó cómo había matado a la esposa y que el cadáver estaba en la sala de su casa, sobre una alfombra.

El testigo, de nacionalidad estadounidense, explicó en perfecto español que al mediodía del miércoles 12 de julio del 2006, estaba haciendo un trámite en la oficina del abogado Rodrigo Rosales, en Guadalupe, cuando Burgos ingresó “a galope”.

Según Calderón, luego de confesar el crimen, les dio detalles sobre lo que hizo con el cuerpo y suplicó por ayuda. Incluso dijo que quemaría la alfombra donde estaba Maureen “porque era lo único que tal vez podía delatarlo en algún momento”.

“Me indica que el cuerpo tenía algodones, la cabeza envuelta en bolsas plásticas, que no iba a derramar ningún liquido”, añadió.

Calderón calificó a Burgos como agresivo, violento y que daba por hecho que él lo iba a ayudar.

“Recuerdo que dijo que no me preocupara, que en el apartamento no había sangre y que las eventuales pruebas de luminol (para encontrar rastros de sangre), que podían hacer en aquel momento no iban a surtir efecto”, manifestó Anthony.

Le ofreció dinero y carros

Calderón aseveró que Burgos desatendió las sugerencias del abogado Rosales para que se entregara y se concentró solamente en convencerlo para que lo ayudara a echar el cadáver en la cajuela de algún carro.

De acuerdo con el relato del testigo, Rosales le pidió a él que abandonara la sala, pero Burgos de forma un poco violenta, le dijo que no y puso la mano en el llavín de la puerta.

De inmediato le dijo a Rosales: “Mire licenciado, acabo de cometer el error de mi vida, maté a Maureen”.

Según Calderón, Burgos parecía estar armado y tenía el control total de la habitación. “Dijo, de aquí nadie sale hasta que me ayuden”, recordó.

“Me dijo que cuál era el problema. Que si era dinero, le pusiera precio. Que me podía dar un Mitsubishi o un Isuzu”, precisó.

Anthony afirmó que Burgos no quería aceptar un “no” como respuesta, que se le arrodilló e incluso le advirtió que ya estaba involucrado en el asunto con solo escucharlo.

“Me decía que tiráramos el cuerpo donde a mí me pareciera, que podía ayudarme a bajarlo o que él vigilaba. Que le diera las directrices y él acataba las órdenes”, recalcó.

Durante el testimonio de Calderón, Burgos permaneció digitando en su computadora portátil con la vista en el monitor.