Julio PEÑA, corresponsal
Rodolfo MARTIN
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Nicoya, Guanacaste. - El uso de un martillo, para acabar con la vida del agricultor Felipe Aguilar Rosales, de 58 años, desconcierta a las autoridades del OIJ local a un mes del crimen.
El homicidio ocurrió entre el 16 y 21 de julio, en la comunidad de Juan Díaz, en la zona alta del cantón de Nicoya.
Un adelanto de la autopsia, recibido durante las últimas horas, advierte que un certero martillazo sobre la pura “cresta”, le provocó la fractura y el hundimiento del cráneo.
Una prueba de la violencia con que el, o los asesinos lo ejecutaron, fue el orificio del tamaño de una moneda de ¢5 causado por el martillo en el cráneo.
El avance de las investigaciones más recientes establece la posibilidad de que el móvil del crimen fueran “rencillas personales” sustentadas por problemas de tierras.
La última vez que lo vieron con vida fue el lunes 16 de junio al final de la tarde.
El cuerpo en avanzado estado de descomposición apareció el sábado 21 en horas de la mañana.
Al parecer, tenía entre tres y siete días de muerto, según el OIJ. A un lado, estaba la cubierta vacía de la “cutacha” y un pedazo de lima. A lo largo de las pesquisas los agentes han topado con varios aspectos que complican el esclarecimiento del caso.
Entre ellos, que se desconoce el día en que desapareció, el temor de los vecinos a dar información y que la víctima vivía solo.
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