Álvaro Amador es el dueño, desde hace siete años, de “Las Fresas del Volcán”, negocio ubicado en las faldas del Poás, donde el cliente, además de esta fruta, encuentra quesos y suvenires.
El comerciante reconoce que está completamente recuperado del bajonazo en las ventas, experimentado después del terremoto del 8 de enero pasado.
“De febrero a abril, las ventas bajaron un 80 por ciento, pero, gracias a Dios, seguimos adelante, y no nos dejamos caer”.
La clave del éxito para Álvaro es ofrecer buenos productos a todas las personas que lo visitan.
“Sin duda, nos buscan por las fresas y, adicionalmente, compran otros productos”, aseguró.
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