Antonio Alfaro
analfaro@aldia.co.cr

Si no le habían contado sobre la paciencia casi acabada de los liguistas hacia los fichajes extranjeros, el argentino Nicolás Hernández ya lo vivió en carne propia. Silbado el sábado, dice asimilarlo y no perder el sueño.

Apenas tiene tres partidos en el fútbol nacional, dos ingresos de cambio de 30 y 45 minutos, además de los 73 jugados como titular contra Puntarenas, el sábado.

No anduvo ni cerca del gol, aunque la Liga terminó con un 3-0 a favor, y algunos aficionados se lo cobraron con los silbidos.

¿Ya se dio cuenta que como extranjero no le será fácil convencer a la afición liguista?

En ningún lugar es fácil, pero eso me tiene sin cuidado. De hecho trato de brindarme por el técnico, que deposita su confianza en mí, por mis compañeros, que me brindan su apoyo. Recién es mi primer partido de titular y sé que las cosas se van a ir dando de a poco. No me desespero. Sé que viniendo de afuera se me va a exigir más, pero eso no me quita el sueño. Sé que tengo que mejorar muchísimo.

¿Cómo asimiló los silbidos?

Escuché tantos silbidos como aplausos. Unos me silbaron y otros me aplaudieron, pero es parte del folclor del fútbol. A un jugador no lo pueden juzgar por 90 minutos. Sé que me tengo que esforzar más, con el apoyo de los compañeros y la oportunidad que el técnico me pueda brindar, voy a seguir creciendo.

¿Usted cree que fueron duros quienes lo silbaron?

Hay gente que a lo mejor tiene problemas en su casa, en el trabajo y va a la cancha a descargarse; es normal, la agarra con uno o con otro jugador, según el partido que tenga uno ese día. Lo tomo con calma y espero que el próximo partido, los que me silbaron, me aplaudan.

¿Siendo honesto, qué diría de su rendimiento?

Creo que me falta, eso está claro. Después de tanto tiempo sin jugar es lógico, uno siente esa ansiedad. Es cuestión de serenarse, de tomarlo con calma, de aprovechar cada pelota, de sentirme respaldado. El hecho de que mis compañeros me hayan saludado cuando iba saliendo de la cancha, eso fue muy gratificante, y quiere decir que uno no ha hecho las cosas mal. Después, pueden decir los demás muchas cosas.

El delantero tiene que anotar y usted todavía no lo ha hecho. ¿Le genera presión?

No, no, de hecho el otro día (en el 3-0 sobre Puntarenas), los delanteros no convertimos, convirtieron los volantes, que es lo que necesita todo el equipo, hay que ganar, no es un deporte individual. Obviamente cuando llegue el gol, bienvenido sea. El otro día no me quedó ninguna para definir, le quedaron más a Jean Carlos (Solórzano). Tampoco se le abrió el arco a él, pero cuando caiga un gol, van a caer todos.

¿Cómo esta físicamente?

Bien.

En ritmo de juego se nota que le falta...

Sí, pero eso lo lograré conforme pasan los partidos.