Alfonso Quesada, corresponsal GN y Hugo Solano
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Osa.- Aterrorizada por el temor que le causaba morir en manos de su compañero, que la golpeaba con frecuencia, Ruth, de 26 años, decidió poner la denuncia y a pocos minutos de ratificarla, casi muere.

Diez días antes de los hechos, suscitados este martes en los Tribunales de Osa, en la zona sur, Ruth tomó a sus dos hijos, su moto y abandonó su casa en Jalaca.

Nueve meses antes de ese martirio, Ruth conoció al hombre que estuvo a punto de matarla, de apellido Rodríguez, el cual quedó a la espera de medidas cautelares.

Marlene Villanueva, al verla, le ofreció hospedaje en Palmar Norte mientras llegaba el día de la audiencia en los Tribunales.

El lunes, día previo, llegó a la Fuerza Pública de Palmar Norte y explicó que necesitaba protección para viajar el martes a Ciudad Cortés, que está a 15 kilómetros, pero le dijeron que para ello tenían que tener órdenes de un juez, por escrito.

Manuel, esposo de Marlene la fue a dejar al edificio de los Tribunales en moto y cuando ella entró advirtió a los guardas de su caso.

Minutos después entró Espinoza irrespetando la fila donde los guardas revisaban con el detector a los que entraban.

Aunque le advierten que tienen que revisarlo, hace caso omiso y se sentó al lado de Ruth.

Comenzó a pedirle perdón, le dijo que la quería mucho, que él cambiaría y de repente fue al baño, regresó y le preguntó que si se había juntado con otro, lo cual ella negó. Luego le dijo que lo perdonaba, pero que no volvería con él.

Llorando Espinoza le insistía y le dijo que le traía un regalito, abrió el salveque y sacó el puñal con el que le dio dos puñaladas en el tórax y dos mordiscos cerca del cuello, la habría matado de no ser por la ayuda de particulares.