Miguel Calderón Suárez
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A diez días del violento asesinato de su hijo en un lujoso residencial en Escazú, Geovanny Cambronero, padre de Ezri Cambronero Ureña, asegura que el dolor, el llanto y la impotencia no lo dejan dormir tranquilo.

“Es un pesar inmenso lo que siento aún. Llevo días sin poder conciliar el sueño. Estos hombres (los homicidas) me arrebataron a mi hijo de una manera salvaje”, comentó ayer el señor.

Su muchacho, de 23 años, junto a su mejor amigo Carlos Luis Salas, fueron asesinados por dos sujetos, quienes les propinaron cinco puñaladas dentro de un condominio en Guachipelín para robar algunas pertenencias de la casa.

“Ezri era una persona muy amable, especial. Quiero aclarar que mi hijo no tenía vicios de drogas, como se informó en algún momento”, expresó.

Contó que el día del crimen el joven salió de la casa a las 8 p.m. rumbo al condominio de Salas. “Lamentablemente, estaba en el lugar y tiempo equivocado”, afirmó. Agregó que Ezri soñaba con ser un gran hotelero y que actualmente administraba un hotel en el centro de San José.

De los dos asesinos, quienes ya fueron detenidos por el OIJ, no quiere saber nada.

Solo desea olvidar los malos ratos del pasado, que aparecen principalmente a la hora de dormir, según comenta. Ezri era el menor de dos hermanos y vivía en Sabanilla de Montes de Oca.

La víctima

Ezri Cambronero

Edad: 23 años