Miguel Calderón Suárez
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“Fueron segundos de horror, incertidumbre, abandono, desesperación y miedo”, relató la costarricense Susan Herrera, quien el pasado martes sobrevivió junto a su familia al terremoto de 7 grados en Haití.
Recuerda que en el momento del sismo, ella viajaba con su esposo y dos hijos en un carro hacia la casa, ubicada a cinco minutos de Puerto Príncipe.
“Al llegar al lugar, una mujer con su niño en brazos lloraba y gritaba desesperada. Pensamos que no era algo tan grave hasta que vimos la ciudad completamente destrozada”, agregó.
“Sonaban estallidos, los edificios se desplomaban como si les hubieran puesto una bomba a cada uno”, recordó la mujer de 41 años.
En ese instante, Susan sintió impaciencia por comunicarse con Hábitat (organización para la que trabaja), y por supuesto, con su madre y hermanos, quienes viven en Alajuela.
La familia logró comunicarse por medio de un mensaje de texto con sus seres queridos.
“Un vecino, quien es empleado de Digicel, nos prestó un Blackberry. Recuerdo que me dijo: si quiere lo intenta pero no le va a entrar”. El mensaje se envió horas después. La madre de Susan respiró tranquila y la angustia se marchó, luego de interminables horas de preocupación.
A la intemperie
Susan manifestó que las réplicas luego del desastre fueron muy fuertes. “Temblaba cada treinta minutos”, afirma, razón por la cual se vieron obligados a pasar 48 horas a la intemperie, sin techo, sin protección y hasta ese momento, sin ayuda.
“Dormimos entre los cantos y oraciones de los haitianos, entre rosarios y oscuridad. Fue un encuentro pero más intenso con Dios. Yo sentía que cada estrella era una oración que hacían nuestros familiares para nosotros”, cuenta Susan, quien es la menor de cinco hermanos.
Iniciaban una nueva vida
Esta alajuelense decidió irse a vivir al hoy devastado país caribeño luego de recibir una muy buena oferta laboral.
“Tomé la decisión de irme a Haití el 29 de setiembre del año anterior cuando Hábitat me ofreció ser la gerente financiera de ese país, entonces le consulté a mi familia y ellos aceptaron. Teníamos mucho sueños e ilusiones”, mencionó Herrera.
La familia estuvo diez días en Haití desde que llegaron el 4 de enero. “Fue poco tiempo, pero tan lleno de vida que puedo decir que mi corazón quedó allá con cada uno de los haitianos y extranjeros que conocimos”, expresa.
Asegura que todo estaba perfecto: sus hijos Ana Laura y Diego habían hecho sus primeros amigos, asistían felices a la escuela y hoy (ayer) 16 de enero empezaban sus clases de francés.
“En el trabajo tenía retos agradables, nos estábamos encariñando con un país ajeno”, explica Susan. Sin embargo, en segundos todo cambió para Haití y para ellos.
La familia fue trasladada en un avión pequeño desde Puerto Príncipe a Santo Domingo y luego los cuatro pudieron regresar el viernes anterior a Costa Rica.
“Observé muchas imágenes dolorosas camino al aeropuerto que jamás podré olvidar”, agrega su esposo Rodolfo Sobalbarro.
Ahora Susan y su familia agradecen a Dios estar vivos, aunque todavía sientan los retumbos de los temblores en su mente.
Susan Herrera y su familia le piden a los costarricenses que entreguen alma, vida y corazón para ayudar a las tres millones de personas que se estima quedaron damnificadas luego de este desastre natural que devastó Haití.
“Quiero que ellos (los haitianos) retomen la paz. Le pido a los ticos que no dejen de donar recursos, de colaborar con esta causa, que se llenen de generosidad y brinden su apoyo a estas personas”, expresó.
Ayer Walmart Centroamérica en Costa Rica entregó una donación de casi cuatro toneladas de productos no perecederos, abarrotes y cuidado personal a la Cruz Roja Costarricense, único ente autorizado para canalizar las ayudas a los afectados por el terremoto.
El centro de acopio para donaciones está ubicado en el Centro de Recreación de la Municipalidad de San José, en Pavas, por si desea aportar su granito de arena.
Además, desde el viernes anterior, unos 55 costarricenses de diferentes instituciones del país salieron rumbo a ese país caribeño para ayudar en las labores de rescate.
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