Carlos Hernández, corresponsal GN y Rodolfo Martín
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San Carlos, Alajuela.- Instantes de pánico y dolor se apoderaron, de un momento a otro, de una soda local tras escucharse una fuerte detonación y, al parecer, entre la clientela presente, una mujer sangrando profusamente por la espalda.

Un hombre de apellido Flores, de 87 años, metió la mano dentro de un bolso para sacar el dinero con el cual pagaría el café y el bocadillo que acababa de consumir, pero en ese movimiento –lamentablemente– se le cayó y accionó un arma que guardaba.

La paciente, Carolina Morera Leitón, de 33 años, permanecía sentada en una mesa al frente suyo con varias amigas.

El hecho ocurrió a las 10:30 a.m. en la soda El Hospital, en Ciudad Quesada.

El proyectil le ingresó por el brazo izquierdo y le perforó un pulmón, según la información inicial del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

“Oí una detonación y luego a una señora que comenzó a pegar gritos. Corrí a ver qué pasaba y descubrí que brotaba sangre por la espalda”, recordó Norman Díaz Araya, jefe del servicio de Lavandaría del hospital de San Carlos, situado al otro lado de la calle de donde ocurrió el hecho.

El sospechoso y la paciente iban para una cita médica a ese centro hospitalario.

Flores, vecino de Los Chiles, padece problemas visuales y de garganta, al punto de hablar a través de un amplificador.

“Le pedí al servicio de Urgencias que me enviaran una silla de ruedas y de inmediato la trasladé a emergencias”, agregó Díaz.

Una vez en el hospital, los médicos la llevaron a Cirugía Menor para una primera valoración.

Al mismo tiempo, el anciano, agregó, tenía serios problemas para comunicarse al punto de que no pudo explicar lo sucedido.

“Mientras tanto, por el otro lado, se observaba mucha histeria entre las acompañantes de la paciente”, explicó Díaz.

Morera fue estabilizada en el hospital de San Carlos.

Al anciano le extendieron este año el permiso de portación de arma. Sin embargo, el OIJ se la decomisó para que le practiquen los exámenes correspondientes.

Flores fue detenido por oficiales de la Fuerza Pública que luego se lo entregaron a los agentes del OIJ, trascendió ayer.

Luego, el sospechoso fue remitido al Ministerio Público donde lo identificaron y fue puesto en libertad, se informó.

“Lo que menos me imaginé fue que un arma se hubiera disparado dentro de la soda”, comentó ayer Ernesto Araya, propietario del establecimiento.

Nos percatamos –añadió– de lo que realmente pasaba cuando apareció la mujer sangrando.

Otras mesas eran ocupadas por clientes que, al igual que los protagonistas de esta historia, venía o iban a una cita médica.

Asombrados

Norman Díaz, testigo.

Estaba dentro de la soda cuando escuché la detonación y luego a la señora que comenzaba a gritar del dolor”.

Ernesto Araya, dueño de soda.

“Creí que se había estallado una llanta por la clase de estruendo que sacudió el establecimiento”.