Johanneburgo/AFP.- Tras el argentino Luis Monti, primer caso sonado en defender la casaca de otra nación (Italia en 1934), muchos futbolistas vivieron el sentimiento de disputar un Mundial con el corazón partido, por jugar con otra selección que no sea la de su país natal.
Para el Mundial de 1934, el dictador Benito Mussolini quería ganar y sumar gloria a su proyecto, por lo que reforzó la “Squadra Azzurra” con cinco estrellas de otros países, los argentinos Guaita, Demaría y Orsi y el brasileño Guarisi, además del propio Monti, subcampeón en 1930 con Argentina.
Mauro Camoranesi reeditó aquella historia de Monti, consagrándose campeón mundial con Italia en Alemania-2006, algo inimaginado cuando pateaba pelotas en los potreros de la ciudad argentina de Mar del Plata.
Pero lo criticaron por no cantar el himno italiano durante el Mundial-2006, aduciendo que no entonaba porque "no conozco la letra, pero mis hijos lo cantan. Yo ni siquiera canto el argentino".
En Sudáfrica-2010 habrá varios casos, como los polacos que lo hacen para Alemania Miroslav Klose y Lukas Podolski, los brasileños que militan para Portugal, Pepe, Deco y Liedson.
También el brasileño Cacau defenderá los colores de Alemania, mientras que Matías Fernández, nacido en Argentina, actuará con Chile.
Suiza es una de las formaciones con más casos. Jugadores de origen turco, latino o balcánico nutren la plantilla de un seleccionador alemán, Ottmar Hizfeld.
La situación más especial la vivirán los 'portugueses' Pepe, Deco y Liedson, quienes se cruzarán con su Brasil natal, en un duelo crucial del grupo de la muerte, en tierras sudafricanas.
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