Redacción
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La semana cerró con el embate del huracán “Thomas”, que a su paso dejó un rastro de dolor y muerte en calle Lajas, San Antonio de Escazú, el Pacífico central anegado, vías intransitables, pasos cerrados y graves secuelas que apenas se empiezan a estimar.
Las cifras son elocuentes: 27 muertos, un desaparecido, de 3.864 albergados, 389 comunidades afectadas y pérdidas millonarias en casas e infraestructura pública, sin contar con el impacto a la agricultura, a la economía y al ánimo general de toda la comunidad nacional.
Pero los desastres no se agendan y así como el país cuenta con un moderno código sísmico, debería tener y desarrollar un paquete de regulaciones actualizado y realista que obligue a las autoridades de todas las instituciones a ser extremadamente rigurosas en su aplicación sobre las construcciones en zonas de riesgo, como en el caso del cerro Pico Blanco, Chitaría y otros y así evitar el peligro inminente en la creciente y desordenada urbanización en las faldas de cerros y montañas. Hay que poner mayor atención a las advertencias del Colegio de Geólogos y otros entes especializados sobre posibles eventos naturales de fatales consecuencias y no quedan libres de tarea las municipalidades de quienes se espera mayor rigor y menos tolerancia en los permisos, salvo aprobaciones expresas, conforme a las prevenciones y alarmas sobre emergencias,
Hoy el dolor es inmenso. La sensación de impotencia ante la pérdida de vidas humanas, la desolación de ver que el barro se lo lleva todo en minutos y el irónico consuelo de agradecer la vida en medio de una tragedia, son los insumos con los que hay que subirse las mangas y empezar de nuevo.
Al Día como medio de servicio y de información, se solidariza con las comunidades afectadas, los familiares de las víctimas y los cientos de damnificados.
El reto será, además de las acciones que implemente el Estado, poco a poco, ir construyendo un presente posible, tratando de recuperar un hálito de esperanza en medio de tanta pena.
El país como lo ha hecho en otras difíciles coyunturas, saldrá adelante, victorioso y digno.
El invierno no dura para siempre.
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